martes, 2 de abril de 2019

La asimetría, de nuevo

Es notable la asimetría en la valoración de los principios morales que se admite como exigibles a los políticos por el hecho de pertenecer a formaciones políticas de derechas o de izquierdas (quien iba a decir que resurgieran con tanta fuerza denominaciones que muchos tachaban de obsoletas no hace tanto) y me refiero a las reales, no a las sedicentes de una y otra orientación.
Por ejemplo, que los dirigentes de Podemos se compraran una vivienda mediante una hipoteca fué pasto de los medios (de los que iniciaron el fuego informativo -esos que ahora comienza a demostrarse como financiados por las cloacas del Estado- y de los seguidistas que añadían leña al mismo fuego con disimulo pero, al parecer, nadie tiene el menor interés en averiguar como ha financiado su supuesto chalet en Pozuelo de Alarcón el líder de Ciudadanos, Alberto Carlos Rivera; los medios proprocionaron incluso fotografías y la localización exacta de la vivienda de los dirigentes de Podemos (*), pero a día de hoy poco se sabe de la vivienda del líder de Ciudadanos; mucho menos su exacta localización, seguramente por seguridad; esa seguridad cuyo reparto también parece que se asigna de forma asimétrica: tienen derecho unos pero no otros. Aunque razón tiene el líder de Podemos al decir que si la información -que, por otra parte, es pública- sobre su vivienda es lo máximo que han podido conseguir quienes pretenden denostarle, significa que su nivel ético resiste bastante mejor las críticas que el de sus rivales políticos.
Y por seguir con las comparaciones -que siempre son odiosas, especialmente para quien pretende obviarlas- también fué tema polémico -y al parecer, político- por una temporada el hecho de que los ahora dirigentes de Podemos fueran pareja pero, sin embargo, es perfectamente normal que el líder de Vox, Santiago Abascal, haya incluído en las listas de su formación política para las próximas elecciones generales a su madre, su hermana y su tía (puede que para demostrar su ferviente feminismo de derechas) siendo notorio que la familiaridad no otorga -per se- habilidades políticas (por otra parte bastante ausentes y/o desconocidas en el líder de Vox) sino que responde a la esencia de una palabra antigua de nombre muy lucido: nepotismo.
Por no hablar, también por ejemplo, de los millonarios créditos bancarios a ciertas formaciones políticas  y los microcréditos con que  otras financian su campaña electoral. Me parece correcto que cada formación política defina y asuma sus niveles de autoexigencia ética (siempre que estén dentro de la legalidad); pero es información relevante y que no debería hurtarse sistemáticamente -como se hace- a los votantes. ¿Podría ser porque los medios dependen -en su mayoría- de las mismas entidades bancarias que facilitan esos préstamos  para financiar las campañas electorales a ciertas formaciones políticas? ¿Casualidad?, no lo creo.
En fin, que cuando nos despachamos a gusto debido a nuestra frustración por la asimetría -tremenda, ésta- entre las promesas electorales de los políticos y lo poco que de ellas se convierte en realidad con un tajante y simplista todos son iguales, deberíamos recordar la coda a ésta frase que escribió George Orwell en Rebelión en la granja: pero algunos más iguales que otros. Y, de paso, leer el libro: es cierto que la corrupción se desarrolla y florece casi de forma natural en entornos políticos totalitarios, pero no tiene mayor dificultad en adecuarse y prosperar en otros.
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(*) ...más datos en este sentido: que hubiera deficiencias en la seguridad de la cámara de vigilancia de la vivienda del líder de Podemos (comunicada en Octubre del año pasado a los responsables de dicha vigilancia) que permitieran su emisión en directo a través de Internet, es un hecho que se ha diluído y concluído en el reconocimiento por parte de la Guardia Civil de que fué así, efectivamente; en cambio la proyección de los papeles de Bárcenas -información que es pública y admitida como prueba en procesos sobre corrupción- en la Plaza Mayor de Madrid por parte de Podemos es intolerable para el PP; aclaremos -por si fuera necesario- que lo que no toleran es la proyección, no la corrupción.

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