lunes, 21 de mayo de 2018

Coherencia

Así pues, a la derecha de este país se le ha desmontado la creencia profunda -y están por ello, a partes iguales, disgustados y asustados- de que los pobres lo son por ley natural y que no tienen derecho a vivir (a comer, a comprarse un piso, a ir a hacer la compra, a ir al cine o a teatro, etc.) tal y como a los pertenecientes a ella les corresponde, en su caso por derecho divino; en su imaginario, los perro-flauta, radicales,  bolivarianos y toda esa purria agrupada en eso que se denomina la izquierda, en cuanto a vivienda les corresponde vivir bajo un puente o, a todo tirar, en una favela del extrarradio; en un piso sólo si pueden hipotecarse de por vida. Y todo ello, la mayoría  los medios oficiales (que, cada vez más, son menos medios  intermediarios de la realidad y más enteramente transmisores de la voz de su amo) argumentan que debe ser así por coherencia; es decir, se arguye que defendiendo ideas progresistas se debe, además, ser pobre por coherencia; en caso contrario no se tiene derecho a defender que todas las personas han de dejar de serlo -pobres- por el sencillo y elemental motivo del respeto a sus derechos humanos. Claro está que defendiendo ese tipo de coherencia se está a punto de defender que el diputado que lo fuera por un partido de orden, que ha de mantener un status y un adecuado nivel de vida, tendría derecho a cobrar por serlo más que un diputado de un partido de izquierdas, que está ahí sólo para hacer bulto, porque es una merced graciosa que se le concede y para parecer que vivimos realmente en una democracia; y que, muchas veces, no gasta ni en peluquería.
Para comprobar que ésta asimetría existe y que los medios la propagan, coherentemente, como los evangelios, no  hay más que reparar en los días que llevan pendientes de los detalles de la adquisición de una vivienda por parte de Pablo Iglesias e Irene Montero (la cifra de compra-venta sube de día en día, si no han firmado ya la compra, no sé si van a llegar a poder comprarla) mientras que no recuerdo ni parecido revuelo mediático cuando Albert Rivera se compró una vivienda en Pozuelo en pasado mes de Noviembre; por cierto, doblando (a precio de hoy) el importe de la que pretenden comprarse los líderes de Podemos, siendo así que ambas parejas, que se sepa, deben tener ingresos muy parecidos; debe ser que lo coherente en el caso de Albert Rivera es que le presten  dinero para su hipoteca sin tener la obligación de devolverlo; ¡que menos para un patriota regenerador como él, luchando contra los nacionalismos malos, que, para empezar, no vé que haya trabajadores ni empresarios, sólo españoles! Será por eso. En todo caso, parece ya establecido por los medios que lo coherente sería que un representante de un partido de izquierdas viviera, como mucho, en un piso (y eso si no es en su origen de protección oficial y legado por un familiar, que a éstos de izquierdas les das la mano y te toman el brazo). Porque, ¿qué sería lo siguiente?, ¿sanidad y educación públicas y gratuitas?

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