lunes, 9 de abril de 2018

Proximidades

Fuentes generalmente bien informadas -por proximidad, más que nada- aseguran que en el PP hay malestar por el Mastergate de Cifuentes; normal, creo yo: cualquiera estaría malestoso al verse obligado a introducir la cabeza dentro de un cubo metálico cuando fuera está cayendo  granizo del tamaño de nueces: el ruido puede llegar a ser insoportable. Concretamente, es el caso del señor Maroto, que ostenga el cargo de vicesecretario de Política Social y Sectorial del PP (y, al parecer, se lo había creído); cuando en el PP te ponen de guardia a comunicar e ir a entrevistas con los medios, es que te han adjudicado un marrón que hasta en metáfora huele; el señor Maroto debería saber lo que se esperaba de él en su partido cuando le pusieron a recibir las preguntas de los medios sobre el fantasmal máster de Cifuentes; entiendo que muchos en entorno de la cúpula del PP estén molestos -incluído el señor Maroto- pero como le ha tocado de temporal portavoz, no debería pensar en voz alta, al menos ante los medios próximos; en realidad ante éstos, sobre todo. Y mientras ir dedicándose a explorar esos mundos insopechados -desde la óptica del PP- de las políticas sociales y sobre todo, descubrir y reconocer que sectores son en los que el PP debe centrarse (aunque eso supongo que lo sepan de siempre).
Volviendo a la protagonista por derecho propio: pese a su declarado agnosticismo, la señora Cifuentes debería saber que la muerte -me  refiero a la muerte política- no es el final y debería abandonar ese empeño infantil en su defensa de lo indefendible que la está poniendo en una tesitura nerviosa tal que ya no distingue entre amigos y enemigos cuando dispara: antes de que otros medios recurrieran a un supuestamente misterioso profesor P (de PSOE, supongo) de la URJC -violonchelista incluso, para incorporar música de fondo al asunto- como forma de que nuevos actores bajaran al fango para seguir entreteniendo al personal, ya la  presidenta regional había asegurado que su máster es perfectamente real y legal (¿puede un máster ser imperfectamente real o legal?), y denunciando una cacería política contra ella, entre otras cosas por combatir la corrupción de su partido: notable intento éste de apuntalar su perfil regeracionista, pese a su desesperación, pero que tenía escasas posibilidades de colar, a éstas alturas.
Y es que cualquiera con una cierta edad -o de cualquier edad, aunque no se dedique a la política activa-  sabe la gran verdad que encierra aquello de que de los amigos me guarde Dios, que de los enemigos me guardo yo, más debería saberlo ella, que ha procurado rodearse de un erial de alternativas políticas dentro de su propio partido en Madrid, debidas a un hiperliderazgo casi, casi, aguirrista. Otra amiga que tiene, Esperanza Aguirre, que seguro que está haciendo lo imposible por ella desde la sombra. Y es que ésto de la autoregeneración (o sea, regenerar a los tuyos, incluso a tí mismo) siempre ha estado complicado. Que yo sepa, sólo lo consiguen las estrellas de mar, salamandras y lagartijas. Y aún en éstas vuelve a crecer, más o menos, lo mismo que ya había.
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 P.S.: Según Andrea Levy, Vicesecretaria de Estudios y Programas del PP (en ese partido deben tener en un equipo dedicado en exclusiva a elegir los títulos -no sé si tambien las funciones- de las vicesecretarías), sería decepcionante que en este caso no se hubiera dicho la verdad; bien, supongo que no sólo en éste caso. Aunque tambien supongo que decepción sólo para quien hubiera creído, en éste caso, a la señora Cifuentes
Y esta mañana me desayuno con el caso de otro máster de otro vicesecretario, Pablo Casado, que con tan mala memoria no sé ni como pudo. Bueno, ayudaría que no tuviera que ir a clase ni tampoco examinarse.

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