miércoles, 11 de abril de 2018

No sólo gravemente irregular

La Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE), por boca de su presidente, Roberto Fernández, se ha manifestado para comunicarnos su opinión respecto al Mastergate de Cristina Cifuentes, básicamente para afirmar dos cosas.
1ª) Que, como muchos ya sospechábamos, no parece que exista trabajo fin de Máster y que de confirmarse ésto -así como el cúmulo de irregularidades administrativas y/o falsedades que concurren en el caso- estaríamos seguramente -además de ante una grave irregularidad- ante uno o varios delitos. Aunque él mismo, con extrema prudencia -que ha justificado porque la Fiscalía ha tomado ya cartas en el asunto- se ha abstenido de expresar claramente esta última inferencia de lo previamente expuesto.
2ª) Que es éste un caso puntual y en modo alguno constituye el procedimiento habitual de las distintas Universidades españolas. Y que todo aquél que no lo crea así -sobre todo si manifiesta esa opinión desde un punto de vista político- comete una mayúscula e irresponsable frivolidad impropia de un cargo público (le ha faltado añadir lo de mal patriota).
Lo que me sugiere las siguientes consideraciones: 
Respecto a lo primero, teniendo en cuenta que la labor fundamental de los dos observadores independientes (de la Universidad de Murcia y de la de Burgos) que la CRUE ha delegado en las investigaciones del caso ha consistido, en esencia, en supervisar que el procedimiento indagador de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) ha sido el adecuado a la investigación promovida por esa misma Universidad, tampoco parece que sea algo para mencionar tan reiteradamente y con tanto énfasis, ni que justifique alardear de lo segundo ni, por supuesto, que permita cuestionar a quienes no coincidan con la opinión del presidente de la CRUE, sean o no políticos; la autonomía universitaria no justifica por su parte tanta prudencia formal para llegar a tan parcas conclusiones: la CRUE debería haber sido bastante más clara, radical y proactiva en éste asunto, como prueba indudable de que persigue una gestión justa y transparente de todas las Universidades, especialmente las públicas.
Pudiera ser que las connotaciones de la denominación Conferencia me sugiriera las dificultades de comunicación de una antigua conferencia telefónica interurbana o me haya traído -por asociación mental- olor a incienso episcopal; pero más bien creo que de oler a algo, las palabras del señor Fernández desprendían claramente olor a cerrado, un nítido olor a corporativismo y endogamia, algo que muchos llevan tiempo señalando como dos de las principales rémoras para el correcto funcionamiento de las Universidades de éste país.
En fin, que las manifestaciones del presidente de la CRUE en éste asunto han tenido en mí el mismo efecto que las del presidente del gobierno cuando asegura pretender tranquilizar a la ciudadanía con sus vacuidades: justamente el contrario.

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