(De la declaración completa de Mariano Rajoy ante el juez por el caso Gürtel; Mariano Rajoy como testigo estaba obligado a decir la verdad, de no hacerlo podría haber incurrido en un delito de falso testimonio, tal y como recoge el artículo 433 de la Ley de Enjuiciamiento
Criminal.)
Pregunta de Mariano Benítez de Lugo, abogado de la acusación de ADADE
Usted ha manifestado y se ha vanagloriado de que fue usted quien cortó relaciones con el señor Correa. ¿Es cierto eso?
Respuesta de Mariano Rajoy
Sí. Fue una reunión que se celebró en mi despacho aproximadamente en el
año 2004, hacia la última parte, no puedo precisar la fecha con total
exactitud. Debió de ser aproximadamente en esa época.
El tesorero del partido me dijo que algunos proveedores estaban
utilizando el nombre del Partido Popular para algunos ayuntamientos de
Madrid. Le pregunté si había algo que él consideraba que no se ajustaba a
Derecho, me dijo que pruebas no tenía pero que no le gustaba. Le dije
“qué propone” y me dijo “yo creo que debemos dejar de trabajar con estos
proveedores”, y efectivamente le dije que dejase de trabajar con esos
proveedores. Que, por otra parte, no tenían contrato alguno con ese
partido pero eran normalmente los que trabajaban allí.
Recapitulando, según ésta respuesta, el tesorero del PP habría informado al Secretario General del PP (o al Presidente del PP, dependiendo de la fecha concreta en que se celebrara la reunión), Mariano Rajoy, de que algunos proveedores del partido estaban utilizando el nombre del Partido Popular -lo que, como es sabido, puede resultar más grave que utilizar el nombre de Dios en vano- y el señor Rajoy, sobre esa base, indaga si esa utilización -¿vana?- del nombre del partido se ajusta a Derecho (si se vulneraba o no algún mandamiento legal). Y aún reconociendo el tesorero que no había pruebas de esa utilización, propone dejar de trabajar con esos proveedores que, por otra parte, no tenían contrato alguno con ese partido (suponemos que se refiere al suyo, al PP). O sea, que sin más pruebas que unos rumores -que esos sí que debían estar más que extendidos- el tesorero del PP propone -y Mariano Rajoy sanciona- que se deje de trabajar con unos proveedores que trabajaban para el PP sin ninguna obligación contractual. Es decir, para dejarlo claro, unas empresas que trabajaban normalmente para el PP sin contrato alguno, dejaron de hacerlo porque al tesorero dejaron de gustarle. Y a Rajoy también; por lo menos cerca. Y ésta vez, aunque de siempre haya tenido especial empeño en no llevar las cuentas, sí tomó una decisión -política, se supone- sobre ellas.
¿Qué? ¿que no huele, en general y en detalle, a corrupción? ¿a una traslación (de Madrid a Valencia) -no se sabe si también con giro y homotecia, para completar la transformación- a fin de que no fuera tan evidentemente notoria y que los rumores se difuminaran y confudieran con el polvo del traslado?
Sí,
el diablo está en los detalles, no porque en ellos el diablo esté
especialmente cómodo, sino porque son la traducción práctica de cualquier plan (como decía Romanones: dejad que los diputados hagan las Leyes, yo haré los Reglamentos), la contrastación mediante los hechos de cualquier teoría; la realidad factual, si nos queremos poner exquisitos.