Iglesias y Montero me recordaron en el Congreso a los Perón, ha manifestado Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación del PP, sobre los dirigentes de Unidos-Podemos. Le recordaron; aunque teniendo en cuenta que el señor Casado nació en el año 1981, igualmente le podían haber recordado a Julio César y Cleopatra o a los Roosevelt (Franklin y Eleanor). Nos lo aclara: sus interminables discursos (algo debe haber oído, aunque no sé si de los Perón o de los Castro), filosofía de almacén, lugares comunes, historia
tergiversada. Intentó (Pablo Iglesias, supongo) ser un catedrático de instituto demodé, o penene
enchufado, que es lo que es, intentando dar lecciones a un registrador
de la propiedad (¿no habrán sido demasiados intentos?). Su discurso era más propio de octavo de EGB que de las
Cortes Generales. Nada que ver, los discursos de los dirigentes de Podemos, entonces, con los de Mariano I el Estático y, en general, con sus profundos conocimientos de filosofía, derecho internacional, robótica, cambio climático (*), administración local, e historia, por enumerar sólo algunos de los enciclopédicos conocimientos del gigantesco almacén que constituye el cerebro de Rajoy; ¡a quién se le ocurre -aunque se sea doctor en Ciencia Política- intentar dar lecciones a un registrador de la propiedad sobre cualquier cosa!
Por cierto, y ya que el señor Casado ha mencionado a Eva Perón (equiparándola a Irene Montero): en 1947 Eva Perón impulsó y logró la sanción de la ley argentina de sufragio femenino, buscó la igualdad política entre hombres y mujeres y la patria potestad compartida apoyando el artículo 37 de la Constitución de su país de 1949, desarrolló una amplia acción social a través de la Fundación Eva Perón, dirigida a los más pobres, creando hospitales, asilos y escuelas para ellos, impulsó el turismo social y difundió el deporte entre los niños, otorgó becas para estudiantes sin recursos y adoptó una posición activa y beligerante en favor de los derechos sociales y laborales; en 1951 el movimiento obrero peronista propuso a Evita, como la denominaba la población, para la vicepresidencia de Argentina, a lo que ella renunció, debido a las luchas internas del peronismo. No sé si ésto será de octavo de EGB o posterior, pero parece que el señor Casado no llegó a ello (nada extraño, si tenemos en cuenta que casi nunca se llega a la última guerra civil en España).
Si yo hubiera nombrado en el marco de mis responsabilidades políticas a
mi pareja en un puesto de tanta responsabilidad, me hubiera tenido que
ir de España, nos informa el señor Casado. Es una hipótesis bastante improbable -en cualquier caso, tiene toda mi comprensión si finalmente decidiera abandonar el país- y aunque quizá para la esposa del señor Casado, sea suficiente ser descendiente de los propietarios del grupo hotelero Huerto del Cura, Irene Montero -al igual que Eva Perón- ha demostrado que, con independencia de orígenes y sexo, siempre se puede hacer algo más. Y se debe.
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