jueves, 5 de enero de 2017

Sinsorgos (*)

Supongo que cuando el señor presidente del gobierno opina que eso ya está sustanciado judicialmente al referirse a las responsabilidades atribuíbles al Ministerio de Defensa que entonces dirigía Federico Trillo en el accidente del Yak-42, se está refiriendo a que ya hubo sentencia al respecto, que ese es el significado admitido de la palabra sustanciar en Derecho: tramitar un asunto por la vía procesal adecuada hasta dejarlo en condiciones de ser sentenciado. Pero es que ese es precisamente el problema: que las sentencias habidas no hacen justicia a las víctimas del accidente por no establecer claramente las auténticas responsabilidades del gobierno y de la Administración del Estado en el caso;  que la reciente sentencia del Consejo de Estado considere responsable del accidente al Ministerio de Defensa no puede ser considerado irrelevante y debería -entre otros motivos- reabrir la vía procesal del caso a la vista de los razonables indicios de que se cometieron numerosas irregularidades -por no decir claramente que algunas autoridades mintieron, a sabiendas- y de que, en definitiva, no se hizo justicia, la justicia que sin duda merecían los militares españoles que murieron en el accidente. Si somos estrictos con el idioma, éste caso no estará sustanciado hasta que no se cumpla con lo obligado por la vía procesal adecuada, pese a que de ello haga muchísimos años -razón de más para subsanar la tardanza-, como ha recordado el presidente del gobierno; no entiendo porqué ningún delito ha de prescribir y menos aún que ciertos crímenes tengan  fecha de caducidad, quedando como resultado una impunidad y un olvido que hieren permanentemente a los descendientes de las víctimas y a su memoria como es el caso de éstos militares fallecidos y también el de los miles de desaparecidos durante la guerra civil que no gozaron de una vía procesal adecuada (y la mayoría de ellos ni inadecuada); que tampoco, en éste último caso, los años, por sí solos, son capaces de cerrar las heridas.
Por cierto, tampoco la palabra accidente (suceso imprevisto que altera la marcha normal o prevista de las cosas, especialmente el que causa daños a una persona o cosa) parece que sea la adecuada para referirnos a la causa de la muerte de los militares en el Yak-42: imprevisto no fué, y menos para quienes debían haber velado, precisamente, por prever que no ocurriera.
Pese a todo ésto, parece que el señor Trillo, confiando en su memoria, pretende volver como letrado al Consejo de Estado; sin duda para afinar los informes de esa institución.
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 (*) Sinsorgo(a); palabra utilizada, sobre todo, en el País Vasco.

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