Algo de especial debe tener la lluvia para Rajoy; puede ser debido a su galleguidad interrumpida -aunque nacido en Santiago de Compostela, si admitimos que se es de donde se hace el bachillerato como aseguraba Max Aub, Rajoy no es propiamente gallego, ya que llegó a Pontevedra con 15 años, procedente de León- o quizá sea que, en su día, quedó impresionado con que lloviera tanto en Galicia, a su regreso; el caso es que a Rajoy la lluvia tanto le vale para ejemplificar las complejidades del crecimiento económico, para evitar preguntas incómodas, para negar el cambio climático a base de mezclar lo que le dijo su primo catedrático de Física con el hecho de que en Galicia continúa lloviendo como siempre -no sé si la reciente sequía en Galicia le habrá hecho reflexionar sobre el tema- como para, hace dos días, explicar el precio de la electricidad. Y es curioso que en la entrevista en la que aseguró ésto último también nos descubriera que no todo en ésta vida depende del Gobierno... casi, casi, reconociendo que el gobierno no puede hacer llover a voluntad, como es fama que sí podían los guerreros sioux al danzar en honor del espíritu del búfalo (qué menos que la vicepresidenta para todo que ya demostró dotes para la danza, acompañada de algún que otro ministro como el de Energía o el de Hacienda, lo intentaran). Y menos mal que no todo en ésta vida depende del Gobierno, pensaríamos muchos, porque si lo que sí depende -que es bastante- pasa porque el señor Rajoy lo ponga en marcha, íbamos listos. Que al señor Rajoy le descubrió quien lo entrevistaba que el PP en su día solicitó la nulidad del caso Gürtel, él no tenía noticia del asunto y resultó sorprendido. Y es que el señor presidente del Gobierno no está para esos detalles sino para ver si, finalmente, logra averiguar el porqué de la lluvia, en cuyo momento su comprensión de la economía mundial superará en nivel de un estadista normal y todos agradeceremos su sabiduría; las mentes privilegiadas eligen retos a la medida de su genio: parece ser que Newton dedicó gran parte de su vida a estudios cabalísticos, alquímicos y al descubrimiento del mercurio filososfal que permitiría convertir cualquier cosa en oro. En fin, ciudadanos, silencio, que el señor Rajoy está con ello y le desconcentramos.
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