domingo, 30 de octubre de 2016

Memoria

Por éstas fechas se cumplen los 80 años de la llegada a un Madrid asediado de los primeros brigadistas internacionales que, en un ejemplo rotundo de solidaridad, vinieron desde sus países a luchar -y a morir- en España en defensa de la democracia. Coreaban el no pasarán mientras, a toda prisa -del desfile por la Gran Vía al frente, que estaba inmediato-   corrían en auxilio de los milicianos que soportaban a duras penas el empuje del Ejército sublevado en la Casa de Campo y la Ciudad Universitaria. En 1938 la República decidió repatriarlos con la esperanza de que los sublevados hicieran los propio con las tropas que Alemania e Italia habían enviado. Aunque ni así muchos evitaron la amargura y la rabia de saber que por las mismas calles que ellos desfilaron lo hacían las tropas de Franco en 1939, mientras se escuchaba el chotis Ya hemos pasao, que cantaba Celia Gámez.
Por ésta fechas también, y después de un año, parece que ya tenemos gobierno, que Mariano Rajoy y el PP también han pasao sobre el NO es NO del PSOE que, finalmente, ha quedado diluído en una vergonzante negación de los principios democráticos y un descarado apoyo a un sistema político que defiende intereses minoritarios, ocultos y ajenos a los de la mayoría social del país. José Blanco, uno más de los numerosos muñidores del aparato del PSOE que ha puesto en escena el guiñol mediante el cual se ha conseguido que todo siga como Dios manda -y, al efecto, ya es presidente del Comité Federal de su partido- opina que en ocho meses el PSOE estará como nuevo  y que tanto militantes como votantes lo habrán olvidado todo.
Aunque hay veces en que ni en ocho meses ni en ochenta años.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Crecimiento negativo

Hay frases que funcionan tan bien como frase que pocos se detienen en reflexionar sobre su significado: así ocurre con la famosa frase quienes desconocen la historia estan condenados a repetirla; tanto éxito tiene que, en sus distintas variantes, se ha atribuído -además de a Churchill, al que se le atribuyen todas las suyas y muchas ajenas- a Cicerón, Napoleón, Lincoln y Santayana (aunque éste último lo que parece que dijo es el país que no recuerda su pasado está condenado a repetirlo; tanto dá).
Pero el contenido último de la frase tiene gran parte de verosimilitud, ya que no es sino la expresión particular y aplicada a la historia, de uno de los fundamentos generales de la ciencia, que utiliza como herramienta fundamental el método del ensayo y error (método heurísitico) para contrastar hipótesis: en el momento que se olvida -o se niega- el error pocos progresos son posibles desde un punto de vista científico ya que, en vez de buscar alternativas, es fácil repetir la misma solución errónea que impide avanzar.
Este país intentó hace algo más de un siglo un método o sistema político -conocido como La Restauración- que, basado en una apariencia democrática, lo que en realidad pretendía era el mantenimiento de los privilegios e intereses de una minoría detentadora del poder, fundamentalmente económico; el accidentado final de ese sistema lo describía con crudeza pero analíticamente Ortega y Gasset en su revista España; imposible que sus palabras de entonces no nos parezcan como escritas ayer cuando habla del desprestigio radical de todos los aparatos de la vida pública o de una España oficial ajena a la ciudadanía, apuntando él mismo la solución: si nuestro pueblo ha perdido su fé en todos los institutos oficiales, hace falta que la cobre en sí mismo.
Por la misma época, en 1912, Benito Pérez Galdós también nos dejó por escrito sus reflexiones sobre la política de éste país en La fe nacional y otros escritos sobre España:

Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el Poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, pobrísima y analfabeta.
...
Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos...
...
Han de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen, atacado de tuberculosis ética, sea sustituido por otro que traiga nueva sangre y nuevos focos de lumbre mental.
 

 
Estremece, creo, pensar que ésta descripción de la situación en España hace cien años podría perfectamente ser la de hoy.
Podríamos intentar, utilizando el método científico (y partiendo del conocimiento de nuestros errores históricos), abreviar un poco los plazos y que no fueran lustros los necesarios para el progreso social de éste país; que desde las circunstancias actuales y con los métodos propuestos en los últimos años, no ya es que no avancemos, es que hemos retrocedido 50 años en cuatro. Otros tantos de políticas semejantes -según ya parece estar en condiciones de prometernos el PP, con el concurso del PSOE, los actuales restauracionistas, con algún coyuntural auxilio  regeracionista- y habremos llegado al comienzo del siglo XX no tardando; la uniforme aceleración del crecimiento negativo, según la neolengua que ahora se utiliza.

miércoles, 19 de octubre de 2016

Sonrisas y lágrimas

Llevo ya tiempo intrigado por la(s) posible(s) causa(s) de las sonrisa(s) de los políticos, o, mejor dicho, en los políticos, ya que parece que el espíritu de la felicidad habite en ellos de forma permanente. Así es; ¿quién no se preguntó porqué sonreían Pedro Sánchez y Mariano Rajoy cuando éste último tuvo el gesto -malo- de evitar darle la mano al primero en la corta entrevista en la que aquél le transmitió su negativa a apoyar un gobierno del PP?, ¿quién no siente curiosidad por conocer el chiste que Moreno Bonilla acaba de contar a Susana Díaz -o viceversa- en la foto adjunta?, ¿están celebrando -por anticipado-  el buen fin del dificultoso Pacto de No Agresión entre Rajoy (¿Hitler?) y Fernández (¿Stalin?) para el reparto de España (¿Polonia?)?; por lo pronto, Moreno (¿Ribbentrop?) ya ha explicado que el PP había decidido retirar los tanques para facilitar las cosas a Díaz (¿Molotov?). 
Aunque, seguramente, algunos de los que lean ésto ya habrán llegado a una conclusión hace tiempo y sin tanto gasto en palabras: los políticos -en general- se ríen de todos nosotros;  en la película Sonrisas y Lágrimas que vivimos a diario se vé que la primera parte se la han adjudicado al completo a los políticos y la segunda a la ciudadanía.

martes, 18 de octubre de 2016

Resistir es vencer

Guillermo Fernández Vara, presidente del gobierno autonómico y secretario general del PSOE en Extremadura, continúa siendo uno de los principales defensores de permitir la investidura de Mariano Rajoy porque, a su modo de ver, aunque nadie en el PSOE quiere que Mariano Rajoy sea presidente, no discutimos eso, no discutimos si el presidente es Rajoy u otro, no hay alternativa, sino si lo es ahora o dentro de 55 días. Yo diría que, de forma subyacente, lo que se discute es si el PSOE tendría hoy más o menos diputados que tras la celebración de unas terceras elecciones; que, entre otras causas, el previsto desastre lectoral del PSOE en esas hipotéticas elecciones tiene mucho que ver con la posición abstencionista del señor Fernández Vara y de la actual gestora del PSOE.
Resistir es vencer, fué el lema que acuñó Juan Negrín -un socialista al que tampoco el PSOE trató muy bien- al final de nuestra  guerra civil; pocos dudan hoy de que si las democracias occidentales no se hubieran doblegado al expansionismo nazi en el Pacto de Munich de 1938 y las circunstancias internacionales hubieran permitido a la II República española resistir un año más, el resultado de la guerra civil no hubiera sido el mismo.
Por diversas razones, el PSOE no sólo es que puede resistir, es que debe resisitir. Y dentro de 55 días -no en Pekín, sino en España- veremos.

domingo, 16 de octubre de 2016

Técnicamente

Anda la gestora del PSOE decidiendo la forma de dar paso al gobierno del PP de Rajoy y cómo y -sobre todo- cuanto abstenerse para que ello sea posible; parece ser que por coherencia prefieren que todos los socialistas permitan a Rajoy formar gobierno, aunque, por otra parte, también parece ser que creen que, para conseguir el mismo resultado, la mancha mínima la produciría lo que ha venido en denominarse abstención técnica, es decir, la ausencia de 11 diputados del PSOE durante la votación de investidura. Las palabras técnico/a que derivan de la griega  téchne (arte) definen aquello perteneciente o relativo a las aplicaciones de las ciencias y las artes ó  la habilidad para conseguir o ejecutar cualquier cosa; sinceramente no veo qué arte, ciencia o incluso habilidad es necesario poner en práctica para que once diputados, omitiendo su deber de votar -ya sea en conciencia o siguiendo las directrices de su grupo parlamentario- se ausenten durante la votación de investidura para ir al retrete. Es más, tras tal despliegue técnico ¿quedarían impolutas la responsabilidad y la coherencia del resto de los diputados del PSOE y las del propio grupo parlamentario socialista?
Parece que en la gestora del PSOE han pensado -contra lo su portavoz manifiesta a menudo- antes en los intereses del partido y en su probable desastre electoral en unas terceras elecciones que en lo que sería bueno para España y para los españoles. Que ésto último, en ningún caso pasa porque el PP continúe gobernando para intentar salvaguardar el grueso de las políticas antisociales de sus años de mayoría absolutista; no debería ser necesario insistir en que la única coherencia esperable del PSOE es que se abstuviera de abstenerse ante esa posibilidad, es decir, que mantuviera el NO ante ella.
Tal vez en la gestora del PSOE, cuando hablan de técnica se estén refiriendo -sintetizándola- a la frase del filósofo y sociólogo alemán Theodor Adorno: La mentira, que una vez fue un medio liberal de comunicación, se ha convertido hoy en una más entre las técnicas de la desvergüenza con cuya ayuda cada individuo extiende en torno a sí la frialdad a cuyo amparo puede prosperar. Quien dice individuo, dice individuos.

sábado, 15 de octubre de 2016

Estabilidad y gobernabilidad

En la la rueda de prensa posterior al Consejo de ministros del pasado viernes, la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría -se vé que ésta vez si llevaba el gorrito del PP, en anteriores ocasiones ha opinado que en esas ruedas de prensa tras el Consejo de ministros no debe realizar declaraciones partidarias- nos ha comunicado su opinión sobre el caso Gürtel; según ella se están enjuiciando hechos de hace bastantes años -los suficientes para que los delitos si existieron, hayan prescrito, parece sugerir- por lo que el contenido de las declaraciones de los procesados no debe inmiscuirse en la formación de un Gobierno para el futuro de los españoles
Esto es, desde luego, opinable y concretamente en mi caso, opino justo lo contrario: los españoles deberían sacar las oportunas conclusiones de esas declaraciones -aún antes de que exista sentencia en los juicios por corrupción- cotejándolas con el resto de numerosos indicios que apuntan a una corrupción sistémica para que ello influyera -si se dá el caso de que la ciudadanía pueda realmente opinar en el futuro- evitando la formación de un gobierno del que cabría esperar que estuviera más preocupado por los beneficios del gran capital y de grandes empresas que por el futuro de los españoles; porque todo apunta a que esas grandes empresas son parte integrante del problema de la corrupción que constituye, en sí, el propio sistema económico y productivo vigente, un sistema en el que corruptores y corruptos medran en agradable simbiosis a costa del resto de los españoles.
Estamos hablando de dar estabilidad a los españoles, de darle gobernabilidad y creo que eso está por encima de los procesos que distintos partidos políticos tienen abiertos en distintos tribunales en nuestro país, insistió la vicepresidenta en funciones. Y yo reitero: para la mayoría de los españoles no se trata de estabilizar la precariedad y el desempleo, no se trata de prolongar en el tiempo la acción de un gobierno que nos ha traído inmisericordes e injustos recortes en los servicios públicos; no se puede razonablemente ignorar una corrupción que ha tenido como efecto principal  detraer numerosos recursos de los fondos públicos -como si ello fuera irrelevante en base a la posible prescripción de los delitos- y que apunta directamente a un partido que pretende formar gobierno. La gobernabilidad en esas condiciones no es un bien en sí mismo ni algo deseable para los españoles, es una condena para todos nosotros.

viernes, 14 de octubre de 2016

Sesgando la verdad

Parecería, tras las declaraciones de Francisco Correa  ante el tribunal de la Audiencia Nacional en las que manifiesta que terminó su relación con el PP por falta de química personal entre los miembros directivos de la trama Gürtel y Mariano Rajoy, que deberíamos deducir que Rajoy y su equipo fueron los que, de algún modo, acabaron con las relaciones entre esa trama y el PP a nivel nacional; sin duda esa es la intención de Correa en su búsqueda de un acuerdo con la fiscalía que le permita reducir su prevista condena: proporcionar nombres de chivos expiatorios de figuras de segundo nivel en el PP -Bárcenas, Alvarez Cascos, Arenas, etc.- preservando, al mismo tiempo, la figura de Rajoy como representante actual de un poder que aún podría recaer sobre él con mucho peso; difícil equilibrio que sin duda Correa lleva tiempo afinando y graduando para ver como poner en práctica una forma de  tirar de la manta que conjugue sus dos necesidades actuales.
Pero lo más verosímil es que el abandono de la trama Gürtel de Madrid y de la sede central del PP para trasladar el grueso de su negocio a Valencia se deba a causas mucho más simples y que nada tienen que ver con compatibilidades ni químicas personales: en 2004 el PP deja de gobernar en España pero continúa gobernando de forma absoluta y absolutista en la Comunidad Valenciana; a partir de entonces los contratos de obra pública de los que beneficiarse como intermediarios y conseguidores -que era a lo que, fundamentalmente, se dedicaba la trama Gürtel- ya sólo estaban en Valencia, que eran donde podían manejarse a voluntad de corruptores y corruptos; tan simple como eso. La declaración de Correa constituye una verdad sesgada (torcida) y por tanto deja de ser toda la verdad y sólo la verdad. O sea, deja de ser la verdad.
Dijo Jacinto Benavente que La peor verdad sólo cuesta un gran disgusto. La mejor mentira cuesta muchos disgustos pequeños y al final, un gran disgusto. A elegir. Por lo que sabemos de Rajoy, él lleva tiempo intentando lo segundo.

miércoles, 12 de octubre de 2016

¿Libertad?

Creo que entiendo las profundas razones que motivaron tanto a Lenin como a Fernando de los Ríos en su famosa entrevista de 1920 (sí, hace un siglo) en Moscú, cuando el primero le preguntó ¿Libertad para qué? y el segundo respondió libertad para ser libres; supongo que el primero se refería a los condicionantes  -seguridad material, inmediata- que ha de ser garantizada con carácter previo a cualquier persona para que ésta pueda de manera efectiva ser lo suficientemente independiente para poder ejercer su libertad y el segundo se refería a esa libertad instintiva, casi física, que el ser humano necesita a diario, permanentemente, casi como el aire, para poder ser realmente persona.
Y cuando veo el panorama actual en España, donde impera el trabajo precario con sueldos que no bastan para sacar de la pobreza a trabajadores en esas condiciones, donde las instituciones de justicia tiene que soportar atascos de corruptos -además de muchos otros que han saqueado y saquean impunemente- donde se promulgan leyes para la seguridad ciudadana que lo son contra la ciudadanía, donde las perspectivas de futuro son tan escasas para los jóvenes que muchos se ven obligados a emigrar, donde el partido que incurre en las causas de todos éstos ataques a la libertad y a sus requisitos pretende -por los medios previstos legalmente o por los que sea necesario- continuar con las políticas que nos han llevado hasta aquí, noto que me falta el aire, que nos falta el aire.
Pero el propio Fernando de los Ríos, dijo hace casi un siglo y con toda claridad: Economía libre quiere decir hombre esclavo y, en cambio, una economía sojuzgada y sometida es lo único que hace posible una verdadera posición de libertad para el hombre.

miércoles, 5 de octubre de 2016

Felicebrianismo

Prosigue ininterrumpidamente El País en su línea de pensamiento único disfrazando y manipulando la realidad con el lenguaje como herramienta: El PP se enfrenta a su pasado más oscuro en el juicio de la trama Gürtel; la trama que pudrió al PP de Rajoy. ¿Donde está la manipulación?: en referirlo todo al pasado, a algo que fué y que es posible -y hasta probable- que ahora ya no sea. Es cierto que Rajoy permanece en el ojo del huracán mediático, pero es que es imposible dejar fuera del tinglado corrupto a alguien que ya ocupó puestos de la máxima responsabilidad en el PP y en el gobierno hace veinte años, a alguien que hace siete años presentó al PP como un partído víctima de la corrupción, negando las numerosas evidencias que integran la trama Gürtel y que apuntan al PP y a su dirección como responsables directos, entre Rita Barberá, Francisco Camps, Ana Mato y Esperanza Aguirre (autoproclamada destapadora oficial de la trama) y toda la plana mayor del PP haciendo bulto en el respaldo al jefe.  
Con todo, insiste El País en hablar del pasado: El juicio de Gürtel examina una época de corrupción. Sí, ¡qué malote fué el PP en aquella época!, en cuanto Rajoy se vaya tendremos un PP como es debido, con sus mayorías absolutas y tal. Felicebrianismo en estado puro.

martes, 4 de octubre de 2016

Cariblanco

Sin llegar a circo -lo digo en serio- pero tras el espectáculo mediático que ha sido entretenimiento incluso fuera de nuestro país, resulta que Javier Fernández ha devenido Cariblanco -también conocido como Oliver, Listo o Clown- de una troupe de 10 personas denominada gestora del PSOE. De apariencia fría y reservada, Cariblanco representa la ley, el orden, el mundo adulto, la represión; es  petulante y a menudo autoritario y malicioso, pero resulta ser el amo de la pista. Como buen Cariblanco -aunque por el momento sin un Augusto que le dé la réplica; ¿García-Page, quizá?- Javier Fernández nos ha dejado, desde su gesto serio y trascendente alguna que otra reflexión, sin duda con el propósito de distender el ambiente con su peculiar sentido del humor:
1ª) Nos ha aclarado que considera su función la de intentar apaciguar a la organización y enfriar el magma en que se ha convertido el PSOE. No veo la vulcanología en manos de aficionados; en fin, que no resulte abrasado que aunque dá mucha risa a los demás a uno mismo luego le escuece.
2ª) El PSOE se ha podemizado en gran medida. Está bien utilizar de cuando en cuando el humor del absurdo, pero parecería más adecuado que este chiste se lo encomendaran a un Augusto experimentado.
3ª) Una abstención no es lo mismo que un apoyo. Gracioso, porque en este caso y en otros semejantes no obstaculizar es lo mismo que permitir. También más propio de un Augusto, que le sacaría más punta.
4ª) Hay una cosa peor que un gobierno en minoría del PP, que es un gobierno en mayoría del PP. No está mal pero queda un poco soso; qué tal si se rematara con un y todavía peor sería volver al bipartidismo o, o... -titubeo- un Diluvio Universal. Todo ésto dicho con la prosopopeya y la voz profunda propias de un majestuoso Cariblanco.
5ª) Ayer conversé con Mariano Rajoy, pero aún no he hablado con Pedro Sánchez; ayer le llamé, por si necesitaba algo o quería hablar, pero comunicaba, y al final no hablamos. Esto, bien montado y con gesto entre despistado y ausente -tipo Groucho- es de risa garantizada.
6ª) Yo no negaría en absoluto la palabra a las bases. Los que hemos sido elegidos no podemos eludir nuestra responsabilidad. Ahora bien, hay que dialogar con ellas; no tengo la menor duda que son los militantes los que mandan en el PSOE, aunque no se puede estar consultando constantemente a las bases porque a ellas les corresponde decidir en el momento clave, que es la elección del secretario general del PSOE o en algún momento excepcional. Creo que como chiste está un poco verde y, además, puede que no fuera generalmente entendido, o algo peor.
Condiciones de Cariblanco -no hay más que verle la cara- el señor Fernández tiene, otra cosa es que el guión no esté, de momento, a la altura. En fin, tras algún rodaje repitiendo el argumentario que el felicebrianismo traslade a la gestora del PSOE y afinando los gags anotando la reacción del público tras sus comunicados puede que le vayamos cogiendo el punto. El nombramiento de un Augusto oficial sería, desde luego,  muy conveniente. Y García-Page, con esos mofletes acompañando a una buena nariz roja y redonda, lo está pidiendo a gritos (hay que ver sus pruebas vendiendo un candidato potente del PSOE).

sábado, 1 de octubre de 2016

Desinformando

Transparente en sus intenciones el editorial (*) de hoy en El País. Confieso que hace ya tiempo que visto que es una versión -a veces parecidísima- a lo expuesto en La Razón o El Mundo no entro en El País ni a ver la viñeta de El Roto -no vaya a ser que en el trayecto me contamine con material tóxico- pero hoy he querido comprobar a que grado de parcialidad puede llegar un medio que fué referencia en el ámbito informativo y que en tiempos nos hizo sentir casi británicos oyendo la BBC. Y lo he comprobado: es un editorial a guardar como ejemplo de lo que nunca debería ser un editorial:  parcialidad sin tapujos y autopontificación de la misma bajo el pretexto de responsabilidad institucional; imposible desinformar con mayor densidad e intensidad en tan poco espacio. 
Sólo voy a reproducir una frase del mencionado texto para suponer cuales son los aires que actualmente se respiran en la dirección de El País: Ni Felipe González, ni Joaquín Almunia ni José Luis Rodríguez Zapatero se aferraron al argumento populista de convocar a los militantes para atrincherarse en el cargo; más claro agua: para El País convocar a los militantes no es un instrumento legítimo y casi obligado -aunque pocos lo practiquen- de la democracia por la que han de regirse los partidos  (según reza la vigente Ley Orgánica 6/2002, de 27 de junio, de Partidos Políticos) sino un argumento populista
El resto, variadas alabanzas a la figura de Pedro Sánchez tales como insensato sin escrúpulos, cobarde, sectario, desviado ideológico (!!) y mentiroso entre otras lindezas que necesitan de más de una palabra. Y que conste que Pedro Sánchez no es santo de mi devoción.
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P.S.: ...para intentar entender lo que El País enturbia...a oír con atención.
 
(*)...para quien no pueda consultarlo, o por si desaparece:

Salvar al PSOE

El cese inevitable y legítimo de Pedro Sánchez es la única salida para el partido

 

La salida del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, forzado por la dimisión este miércoles de una mayoría de su comisión ejecutiva, es imprescindible. En circunstancias normales en la vida de cualquier partido político, el revés recibido por el PSOE en las elecciones autonómicas celebradas en Galicia y el País Vasco el pasado domingo, que se suma a las derrotas cosechadas en las dos elecciones generales del último año, donde el PSOE ha obtenido los peores resultados de su historia, deberían haber supuesto la dimisión automática de su líder. Cualquier dirigente político cabal lo hubiera hecho sin dudarlo. Pero Sánchez ha resultado no ser un dirigente cabal, sino un insensato sin escrúpulos que no duda en destruir el partido que con tanto desacierto ha dirigido antes que reconocer su enorme fracaso.

La sucesión de acontecimientos ocurridos desde el pasado domingo, empezando por su incomparecencia en la misma noche electoral y terminando por la cobardía de enviar a su número dos —tal vez el único que le queda al lado— a dar explicaciones en su lugar, son prueba del nivel de degradación en el que Sánchez ha dejado el cargo de secretario general del PSOE. En medio quedó una rueda de prensa, el lunes, en la que lejos de asumir con humildad la derrota y felicitar democráticamente a los vencedores, se lanzó en tromba contra sus críticos, acusándoles —en la mejor tradición sectaria— de desviación ideológica y de trabajar para beneficiar al principal rival, el Partido Popular.

Pero la gota que sin duda ha colmado el vaso ha sido la decisión de adelantar el congreso del partido con el exclusivo fin de hacerse reelegir y blindarse frente a una segura derrota en unas próximas elecciones, faltando así a los compromisos adquiridos con sus compañeros de partido, que supeditaban cualquier movimiento interno a la formación de un Gobierno.

Ahora, los órganos competentes del partido han dejado sin funciones a la ejecutiva de Sánchez y, de esa forma, ha quedado anulada la secretaría general. Una gestora debería conducir el partido hasta la celebración de un congreso extraordinario, que de ninguna forma debería tener lugar antes de que quede despejado el horizonte de la gobernabilidad de España.

El enrocamiento del que hizo gala Sánchez al negarse a aceptar su cese por la pérdida de confianza por parte de la mayoría de su ejecutiva y su pretensión de seguir adelante con la convocatoria de un congreso aboca al PSOE a un proceso de destrucción a la vista de todo el mundo. Su empecinamiento en seguir con esa hoja de ruta insensata es el que de verdad refuerza al PP y a Podemos, debilita al PSOE y aleja a su partido de cualquier posibilidad de gobernar en un futuro próximo.

Ni Felipe González, ni Joaquín Almunia ni José Luis Rodríguez Zapatero se aferraron al argumento populista de convocar a los militantes para atrincherarse en el cargo. Supieron elegir el mejor momento para irse por el bien del partido. No es el caso de Sánchez, dispuesto a hundirlo en las urnas por años.

Hemos sabido que Sánchez ha mentido sin escrúpulo a sus compañeros. Hemos comprobado que sus oscilaciones a derecha e izquierda ocurrían únicamente en función de sus intereses personales, no de sus valores ni su ideología, bastante desconocidos ambos. Admitimos no tener gran confianza en su capacidad de rectificar. Pero queremos hacer, pese a todo, un esfuerzo final y llamar a Sánchez a recapacitar: que medite sobre el daño ya causado a su partido y que se vaya para no causarle todavía más.