martes, 27 de octubre de 2015

Rajoy levitando

Que el presidente del gobierno y del PP asegure de forma solemne que nadie como el PP ha combatido la corrupción en éste país mientras, por ejemplo, el juez Castro está reclamando información sobre la reforma de la sede del PP en Madrid o que, ya hace dos años, otro juez concluyera que se confirmaba la existencia en el seno del Partido Popular de una corriente de cobros y pagos continua en el tiempo, ajena al circuito económico financiero y al margen de la contabilidad remitida por el Partido Popular al Tribunal de Cuentas, creo que indica, claramente, que el señor Rajoy se ha despegado una distancia considerable del suelo que pisamos el resto de los españoles y levita a otro nivel (*), en el paraíso de la autocomplacencia, que supongo repleto de zascandiles que le repiten de continuo sólo aquello que le gusta oír: que él es el salvador de España; aunque, por lo que hemos podido comprobar, ello no signifique exactamente lo mismo -en el hipotético caso de que fuera verdad- que salvador de los españoles.   
Mi cabeza está bien situada y no pienso dejar que nadie la cambie de sitio, aseguró también el presidente del Gobierno; que no se preocupe, afortunadamente para él  no importamos los modos de la revolución francesa, ni su suerte depende de la Reina de Corazones (la de Alicia en el País de las Maravillas).
Finalizó su actuación pidiendo que le vuelvan a votar a él, sobre todo para ayudarle a salvar a España de los propios españoles. Más o menos como se lo propuso Franco. O como, hace menos tiempo,  le dijo su mentor, Fraga, a una señora: usted deje la política a los políticos y vaya a votar al PP.
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(*)...para los escépticos: en la fotografía adjunta puede apreciarse perfectamente cómo debe sujetarse al atril para no acabar en el techo, mientras con la otra mano intenta explicar la causa.

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