Y no es que yo sea especialmente crítico con esa forma de hacer. Hace tiempo, un cargo responsable en la Administración del Estado me dio gratuitamente una clase magistral respecto al tratamiento y gestión de los problemas desde un puesto directivo. Según él, el 80% de los problemas no lo son, se resuelven solos, por lo que no merece la pena hacer absolutamente nada con ellos, el tiempo se encarga. Del 20% restante, un 15% requieren para su solución derivarlos hacia quien efectivamente pueda resolverlos y el 5% requiere atención directa y personal. La función primordial que se espera de un coordinador, dirigente o ejecutivo, consiste, sobre todo, en clasificar los problemas en uno de esos tres tipos.
A Mariano Rajoy le puede estar fallando una de dos: o la clasificación (parece que este tema pertenece al tercer grupo), o su capacidad para resolverlo.
A Mariano Rajoy le puede estar fallando una de dos: o la clasificación (parece que este tema pertenece al tercer grupo), o su capacidad para resolverlo.
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