viernes, 8 de diciembre de 2023

Atado y bien atado

En el discurso de Navidad de 1.969 Franco anunciaba con su voz aflautada la perpetuación de las esencias del régimen dictatorial que llevaba ejerciendo durante más de treinta años: Todo ha quedado atado y bien atado con la designación como mi sucesor a título de rey del príncipe Don Juan Carlos de Borbón. Que luego los principales valedores y consolidadores de esa designación del dictador, los partidos políticos (UCD, AP, PSOE y el PCE) nos vendieron la Transición -y su traducción a marco legislativo fundamental: la Constitución- como un Santo Advenimiento  Democrático, no es más que la confirmación práctica de la voluntad del dictador, utilizando para lograrlo el engaño masivo: como era conocida la poca aquiescencia social que tal designación tenía, Adolfo Suárez (con el apoyo del resto de los partidos, incluido el PCE) tuvo la habilidad de hacer que los españoles sancionaran, en un sólo paquete, Constitución y Monarquía.

Los dictadores podrán ser cuestionados moralmente pero es poco inteligente creer que no poseen sus propios recursos, habilidades e inteligencia, resultado -o causa- de una decidida y prolongada lucha por el poder. Cuando muchos sonreían -y sonríen- suficientes ante el atado y bien atado de Franco, no hay más que comprobar la situación política actual de este país, medio siglo después.

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