Es evidente que, a pesar del auge de las redes sociales, los medios continúan siendo la fuente de información y formadores de opinión prioritarios; los medios continúan en medio (valga la obvia redundancia) entre la realidad noticiable y el ciudadano receptor y destinatario de la noticia. Pero es sabido que cualquier intermediación pone y quita algo al mensaje, modifica la realidad de acuerdo al propio punto de vista del mensajero o a sus intereses (los de los propietarios de esos medios); todo ello es de sobra conocido en la teoría de la comunicación y el tratamiento de la información. Igualmente es conocida la más poderosa herramienta que poseen los medios para alterar, modificar y manipular la información: el silencio; efectivamente, la inexistencia de algo se asegura, esencialmente, con que nadie lo conozca. Esto es sabido desde la antiguedad, ya egipcios y romanos manejaban habitualmente la damnatio memoirae, una forma de borrar de la memoria a los así castigados y condenarlos a la ignorancia histórica, al perpetuo desconocimiento: era habitual que un faraón borrara de edificios y obeliscos las inscripciones con el nombre el aquellos predecesores con los cuales sus relaciones no habían sido especialmente amistosas; los romanos hicieron lo propio antes de que, recientemente, cuando la imagen fotográfica también se convirtió en información, Stalin -por ejemplo- encargara reeditar las imágenes fotográficas de la Revolución Rusa, haciendo desaparecer de ellas, convenientemente, la figura de Trotsky; el que no sabe es como el que no ve, y si además de no ver tampoco oye, es dificilísimo que pueda llegar a saber.
Así es como los medios manipulan el conocimiento y la información inmediata con el poderoso recurso del silencio -lo que no sale en la tele no existe- y de ello existen pruebas a diario; pruebas que sólo pueden corroborarse, aún de forma minoritaria, debido a que existe una alternativa de información en las redes sociales: es fácil imaginarse un pasado en el que tales redes no existían y por tanto la opinión pública era conformada a diario y exclusivamente por los medios de comunicación incipientemente masivos, como era el caso del imperio mediático de Randolph Hearst, que dió lugar a un tipo específico de prensa, la amarilla, capaz de lanzar a su propio país a la guerra contra otros en nombre de la democracia (la guerra contra España en Cuba, por ejemplo) tal y como acabó siendo constumbre para EE.UU. en el siglo siguiente y hasta hoy; los medios como herramienta para una política expansionista y neocolonialista.
Que el silencio continúa siendo de uso habitual por los medios aquí y ahora es evidente; es fácil hacer un repaso frecuente de los mismos para comprobarlo (más allá de las burdas omisiones de todo lo relativo a ciertas fuerzas políticas en los noticiarios), generalemente utilizando una de las variantes más efectivas: el silencio relativo, que consiste en tratar masivamente -para saturar al receptor- reiterando noticias irrelevantes y sólo ocasionalmente las relevantes, cumpliendo así con la primera de las estrategias de la manipulación mediática enumeradas por Chomsky: la estrategia de la distracción. Por ejemplo, recientemente se ha excarcelado a los encausados y encarcelados -preventivamente o no, tras varios años- por los hechos acaecidos en dos asuntos distintos: el proceso independentista catalán y lo ocurrido en una pelea en un bar de Alsasua entre civiles y algunos miembros de la Guardia Civil; ambos casos han sido ampliamente recogidos en los medios. ¿Alguien diría que el hecho de que igualmente hayan sido excarcelados los condenados por el asunto de las tarjetas black ha sido tratado con la misma dedicación e intensidad mediáticas? (en Agosto de 2019 eran cuatro los que permanecían en prisión por este último caso, algunos de ellos fueron excarcelados después con la excusa de la pandemia de Covid19, que parece de exclusiva aplicación a delitos de corrupción); todos excepto uno, Rodrigo Rato (de una forma bastante particular); ¿alguien recuerda haber conocido por los medios que en 2018 la Audiencia Nacional decidió adelantar la excarcelación del expresidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán, que cumplió cinco de los 10 años de prisión a los que fue condenado?
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