Recordemos las tres leyes de la robótica de Asimov:
1. Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño.2. Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a
excepción de aquellas que entrasen en conflicto con la primera ley.
3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta
protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.
De forma parecida, ya hace tiempo se establecieron las leyes de la empresa (no escritas, pero asumidas por cualquiera que viva dentro del sistema capitalista; sólo cambia ligeramente el orden, respecto a las de la robótica arriba enunciadas):
1. Una empresa debe procurar obtener beneficios y proteger su propia existencia.
2. Una empresa debe cumplir las órdenes de los seres humanos según las leyes del mercado, a excepción de todo aquello que entre en conflicto con la primera ley.
3. Una empresa procurará el bienestar de los seres humanos, a los que nunca hará daño -por acción u omisión- en la medida que esto no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.
Con ésto en mente, podemos valorar y contextualizar la defensa que el gobierno de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha hecho de los polémicos menús escolares (de acuerdo al contrato que han firmado con Telepizza, Rodilla y Viena Capellanes) basados fundamentalmente en pizzas, pollo rebozado, hamburguesas de pollo, sandwichs de jamón y queso -delicioso, según se explica- y bebidas azucaradas con gas; Díaz Ayuso ha insistido en que estos menús han sido supervisados por los departamentos de nutrición de las empresas, pensando en una dieta equilibrada y variada, teniendo
en cuenta factores como la ingesta de calorías, de fibra, las vitaminas
aportadas, y minerales necesarios en su alimentación; aunque el caso es que, en aplicación de las leyes anteriormente mencionadas, puede que las empresas pensaran (segunda y tercera ley) en el bienestar de los consumidores de esos menús, pero siempre que esto no entrara en conflicto con la primera ley, es decir, que a esas empresas les resultara rentable en el desarrollo del cumplimiento del contrato.
Por si no estuviéramos lo suficientemente convencidos de la calidad dietética de los mencionados menús, Díaz Ayuso nos aporta un dato contundente: al 100% de los niños les encanta la pizza (es de esperar que no hayan probado aún las drogas que, por lo que dicen, también son bastante encantadoras al principio) y, finalmente ha aportado un dato científico generalmente desconocido (lo cual es normal que deje sin habla a los posibles contestatarios): la pizza es uno de los productos más antiguos de la dieta mediterránea, se consume desde hace más de 1.000 años.
Recordando al ínclito Manuel Fraga (hablo tanto por Díaz Ayuso -que es muy posible que tenga algo suyo en algún relicario- como por mí): ...y no tengo nada más que decir. Para qué, sabiendo que Isabel Díaz Ayuso es únicamente la portavoz de los empresarios de Madrid.
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