lunes, 9 de marzo de 2020

Feminismo transversal

No soy quien, desde luego, para recomendar la línea de actuación pública de un partido político; sus dirigentes sabrán. Pero hace tiempo que las contradicciones entre la realidad y la teoría que vende a los ciudadados Ciudadanos -la primera contradicción está resultando ser su propia denominación- sobrepasa incluso los amplios márgenes usados habitualmente entre lo que son los progamas de los partidos -y sus promesas, habitualmente una buenista y perenne declaración de intenciones, sin más objetivo que recolectar votos- y la concrección de éstos cuando esos mismos partidos tienen la oportunidad de hacerlos realidad (véase su actuación efectiva en Andalucía o en el Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo).
Y es que en Ciudadanos, además de las promesas incumplidas, llevan ya tiempo sin conseguir que su corpus programático -es un decir- en parte del cual está lo que ellos denonominan feminismo liberal sea aceptado por el feminismo sin apellido; ayer, 8 de Marzo, día de la mujer, las líderes de Ciudadanos vieron de nuevo rechazada su versión del feminismo, y hubieron de abandonar la manifestación entre los abucheos de los manifestantes. Que digo yo que siendo consecuentes con el liberalismo que dicen profesar, deberían haber aceptado ya que la opinión mayoritaria del feminismo no coincide con sus tesis liberales, como se ha demostrado desde hace tiempo; Begoña Villacís, por ejemplo, sigue demostrando no entender, en realidad, el feminismo, al continuar defendiendo un feminismo transversal, plural e inclusivo, sin sectarismos que traten de excluir. Hace tiempo que reconozco en política la palabra transversal como señal de alarma de que quien la pronuncia está pretendiendo engañarme: sobre la pretendida universalidad integradora de la posición política del atrápalotodo siempre he creído que la tranversalidad era un mero concepto -cínico y utilitarista- sin contenido real; supuestamente superador de la tradicional división izquierda-derecha y sin admitir -de ahí el engaño- que en la conflictiva relación entre opresores y oprimidos, explotadores y explotados, ricos y pobres, blancos y negros, hombres y mujeres, puede que se hayan experimentado cambios aparentes y se hayan incorporado nuevas formas -a veces más sutiles, a veces más brutales (Ken Loach siempre recomendable para reconocer ambas)- pero de la que, en modo alguno, ha desparecido el conflicto.
Y es por ello que Lorena Roldán, también de Ciudadanos, insista en un feminismo que sume y no divida (o bien elige la multiplicación al principio o la resta al final, me parece), por encima de las ideologías supone la constatación de que ese feminismo transversal no se sabe cuanto contendrá de liberal, pero cabe sospechar cuanto de feminismo: nada; por encima de las ideologías sólo están -o lo pretenden- quienes utilizan el pensamiento único -mediante la manipulación y la mentira- como método más eficiente para perpetuar la desigualdad.
Por cierto,  a la manifestación acudieron, además de Roldán y Villacís, el diputado Marcos de Quinto;  lo digo por precisar la aportación de Ciudadanos al feminismo. Liberal, por supuesto.

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