Según Susana Díaz, candidata -por fin- a liderar el PSOE, en su partido no hay buenos y malos, todos somos una gran familia. Es comprensible ésta apelación a la familia -por cierto, hace poco se oía la misma referencia a una gran familia en el congreso del PP; puede que se trate de la misma familia y que no se conozcan entre ellos, al ser tan grande- en alguien que ingresó en el PSOE con 17 años y continúa en él 25 años después: hay familias que duran menos. Aún así, procuremos obviar las reminiscencias mafiosas de la palabra familia aplicada a los partidos políticos y quedémonos con la definición de familia como grupo de personas emparentadas entre sí, convengamos también -aún sin ser maniqueos- que en toda familia, sobre todo si es grande, hay buenos y malos, o si lo preferimos hermanos y cuñados, padres y tíos; por ejemplo, ¿sabría alguien decir, en esa gran familia que es el PSOE, qué es Pedro Sánchez de Susana Díaz: hermano, primo segundo, cuñado...o ex de algún tipo, casi, casi, en las tinieblas exteriores extrafamiliares?, ¿quizá es Chencho, el menor de los hermanos, el mismo que se le perdía al abuelo (José Isbert) en las casetas de la Plaza Mayor en La gran familia? Esto último no lo creo, a los abuelos se los ha apropiado todos Susana, para hacerse la foto. ¡Que le den a Chencho! parece celebrar Susana, entusiasmada consigo misma.
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