Según parece, éste reverdecer del nacional-catolicismo no se ha planteado límites: el Cardenal Arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha convocado una vigilia en la catedral para rezar por España y su unidad, así como una convocatoria a todas las parroquias de su jurisdicción para incluir oraciones en las misas con el mismo objeto durante un mes.
Como es evidente que la unidad de España no es materia sobre la que opinen los Evangelios, monseñor se apoya en la la Doctrina Social de la Iglesia y en el papa Juan Pablo II y -autocitándose- en la Conferencia Episcopal Española, para deducir que no hay justificación moral alguna para la
secesión de Cataluña, lo cual, a pesar de tan ilustres apoyos morales es, a todas luces, tan cierto como pueda ser lo contrario.
Sin embargo, y para que no quepan dudas sobre la imparcialidad de la Iglesia católica, el Arzobispo de Valencia
y su Obispo auxiliar aseguran: no entramos en valoraciones políticas, que me recuerda el proceder de aquél cura italiano de la Italia de posguerra, que en la prédica dominical antes de la elecciones a las que también concurría el Partido Comunista, indicaba a los fieles: la Iglesia no toma partido, pero tenéis que votar a un partido que sea demócrata y que sea cristiano; existiendo como es sabido un partido que se llamaba, precisamente, Democracia Cristiana.
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