Hace
falta alejarse muy poco de lo políticamente correcto -es decir, del
bipartidismo- en éste país para ser condecorado de inmediato con la
palabra radical; una pizca más de lejanía cuestionando el propio
bipartidismo, origen cierto de la extendida corrupción actual de la vida
política y ya somos candidatos a llevarnos, además, las medallas de
extremista y antisistema.
Son
palabras que pretenden asustar y/o amenazar a la parte conservadora que
todos llevamos dentro, pero creo que en la actualidad lo sano y
necesario es plantarnos tajantemente, radicalmente, ante una situación
que nos lleva al desastre de forma acelerada, alejarnos de un centro y
un sistema que suponen un cenagal en el que todos estamos empantanados y
sin posibilidad de movernos.
¿Cuales son las virtudes de ser blando,
centrista y sistémico en las circunstancias actuales?
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