Parece que los responsables de la Consejería de Interior catalana han
decidido abandonar las pelotas de goma -de demostrda peligrosidad- para
pasar a los proyectiles viscoelásticos que supuestamente se deforman al
impactar: el caso es lanzar algo, parece que un policía que no dispara
no es policía ni nada. Que digo yo, que ya en esta línea de
actualización y adecuación de medios disuasorios -no me digan que ya
éstas palabras no están cuidadas para ofender lo menos posible- podría
la policía adoptar porras que también tengan propiedades viscoelásticas:
un buen porrazo de las porras actuales también puede tener efectos
letales. En fin, que si resulta imprescindible que la policía mate, que
al menos mate flojito, que diría el inolvidable Gila.
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