He escuchado esta mañana una entrevista a Antonio Basagoiti, presidente del PP vasco, en la que éste, en relación con el final de ETA, abogaba por una "buena memoria y correcta lectura" de la actuación de la banda terrorista como "vacuna para no idealizar y legitimar tanto dolor y violencia". Totalmente de acuerdo. Imagino que el señor Basagoiti no cree que la memoria tenga fecha de caducidad, ya que pervive -en primer lugar e incandescente- en familiares y descendientes de víctimas del terrorismo etarra.
Así pues, ¿porqué no aplicar idéntica receta para cerrar las heridas que más de setenta años después, aún permanecen abiertas en todos los familiares de los asesinados en nuestra guerra civil y posterior dictadura?.
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