Los investigadores actuales coinciden en señalar la habilidad de los nazis al hacer recaer el grueso de las tareas que condujeron a los judíos a su exterminio en los campos sobre los propios judíos (http://es.wikipedia.org/wiki/Judenrat).
Aquí y ahora, va calando en la ciudadanía de este país la idea de que el poder económico, los mercados, o el Club Bilderberg -para los conspiranoicos- son quienes realmente dictan la política económica, y como resultado, la política, a secas. Y, también como consecuencia, que poco importa el partido o las ideas del partido en el gobierno si, en definitiva, se ha de cumplir la voluntad del amo, del capital. José Viñals, responsable financiero del Fondo Monetario Internacional (FMI) lo dejaba muy claro hace unos días: "los países que no cumplan (con los planes de ajuste presupuestario) corren el riesgo de recibir un castigo serio en los mercados". Igualmente claro ha sido el presidente de CEOE: hay que trabajar más y cobrar menos para poder tener derecho a la vida (laboral, al menos). La mayoría de la clase política -sobre todo la que detenta el gobierno- parece no considerar su deber proteger conquistas sociales tan costosas de obtener históricamente y cada vez recuerda más a la Policía Judía del Judenrat al servicio de los nazis en el ghetto de Varsovia, llevando a los suyos al matadero.
No hay comentarios :
Publicar un comentario