Tan exótica denominación se refiere a un proceso esencial para la pervivencia de los seres vivos. La apoptosis o muerte programada de las células, no solamente controla los procesos de evolución, crecimiento y diferenciación de los distintos órganos si no que, además, permite al organismo erradicar células errantes, improductivas o peligrosas para su normal funcionamiento. Podría decirse que un cáncer es un fallo o inhibición de esta función, que de no controlarse, conduce a la destrucción de la totalidad del organismo, a su muerte.
En tiempos de crisis hay que aguzar el ingenio y ya hay quien está estudiando el modo de aplicar estos principios de la Naturaleza a la empresa, como una técnica más de la Reestructuración de Procesos de Negocio (RPN). Ante la pérdida de importancia o funcionalidad de algunas unidades de negocio o departamentos, la propuesta consiste en aplicar el principio biológico de la apoptosis, eliminando esas unidades o departamentos para salvar a la empresa de una muerte más que probable. Parece que la única dificultad -y no pequeña- subsiste en el hecho de implementar de forma automática estos principios en las organizaciones. Como toda innovación ha de probarse, propongo contrastar la eficacia de esta teoría en la clase política -por ejemplo- mediante un sencillo procedimiento: cada vez que un portavoz político haga manifestaciones sobre sí mismos -de lo listos y benéficos que son los del propio partido y de lo incapaces y perversos que son son los del partido contrario- o se limiten a propuestas retóricas, voluntaristas, inocuas, incuantificables o sin efecto práctico como solución de los problemas de los ciudadanos, ese portavoz resultaría incapacitado para cualquier manifestación posterior, reducido a cartujo político. Creo que todos notaríamos los beneficios casi de inmediato: los ciudadanos, al no seguir soportando su cansina perorata, y los políticos, en su mutismo, lo mismo se ponían a la tarea en vez de gastar el tiempo en decir que se van a poner.
En tiempos de crisis hay que aguzar el ingenio y ya hay quien está estudiando el modo de aplicar estos principios de la Naturaleza a la empresa, como una técnica más de la Reestructuración de Procesos de Negocio (RPN). Ante la pérdida de importancia o funcionalidad de algunas unidades de negocio o departamentos, la propuesta consiste en aplicar el principio biológico de la apoptosis, eliminando esas unidades o departamentos para salvar a la empresa de una muerte más que probable. Parece que la única dificultad -y no pequeña- subsiste en el hecho de implementar de forma automática estos principios en las organizaciones. Como toda innovación ha de probarse, propongo contrastar la eficacia de esta teoría en la clase política -por ejemplo- mediante un sencillo procedimiento: cada vez que un portavoz político haga manifestaciones sobre sí mismos -de lo listos y benéficos que son los del propio partido y de lo incapaces y perversos que son son los del partido contrario- o se limiten a propuestas retóricas, voluntaristas, inocuas, incuantificables o sin efecto práctico como solución de los problemas de los ciudadanos, ese portavoz resultaría incapacitado para cualquier manifestación posterior, reducido a cartujo político. Creo que todos notaríamos los beneficios casi de inmediato: los ciudadanos, al no seguir soportando su cansina perorata, y los políticos, en su mutismo, lo mismo se ponían a la tarea en vez de gastar el tiempo en decir que se van a poner.
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