Y poco más; la democracia necesaria, la Constitución buenísima, la OTAN estupenda y Europa imprescindible; y vuelta a lo mismo: dale, dale, dale pedales...(si el éxito de una nación depende del carácter de sus ciudadanos, y
de la personalidad y el espíritu que mueve a su sociedad, debemos tener
razones para mirar al futuro con esperanza). Pues nada, después de recibir el saludo del rey, la reina, la princesa y la infanta, ya estaría; ya se sabe: el ciclismo es un deporte agonístico, también agónico, o sea, de mucho sufrir.
Creo que, igual que me impuse la no muy grata tarea de comentar el discurso anual del rey, por el mismo procedimiento me voy a liberar de esa imposición: las dosis de vacuidad buenista pueden llegar a ser intolerables incluso para cualquier esforzado de la ruta, que tampoco es mi caso. ¡Inocente de mí, esperando que el rey esgrimiera su dedete acusador contra jueces corruptos, mafiosos y prevaricadores!