jueves, 19 de mayo de 2022

Líderes

Líder es palabra que en nuestro idioma ha sido importada del inglés: parece que aquí carecíamos de una que implicara tal concepto, como führer en alemán o duce -derivada del latín dux-, en italiano y eso que recuperamos caudillo, que fungió como tal por un tiempo;  y mira que aquí nos gusta el poder -más que a un tonto una gorra- pero siempre, parece, de validos, como sustitutos del poder real -en el doble sentido de la palabra- aunque es cierto que, volviendo a Franco, -dime de lo que presumes y te diré de lo que careces- nunca nadie se atrevió a tanto: Caudillo de España por la Gracia de Dios: como un rey, pero por su santa -nunca mejor dicho- voluntad.

Lo cierto es que los líderes de hoy son de chiste y nos podríamos reír un rato si las consecuencias no fueran tan graves y directas sobre nuestra vida diaria; una mera enunciación y recuento al azar nos muestra el nivel de liderazgo político reciente y actual en España (González, Aznar, Rajoy, Casado, Feijoo, Sánchez, Rivera, Ayuso...) e internacionalmente (Bush (junior), Berlusconi, Trump, Putin, Johnson, Sarkozy, Biden, Bolsonaro, Zelenski...); están seguramente desordenados en el tiempo y me he limitado a unos pocos en cada caso (no son listas exhaustivas, desde luego) pero creo que bastan para comprender porqué -cada vez más- es evidente que los líderes lo son sólo aparentemente; quiero decir que realmente son títeres con el papel de líder que les asigna el verdadero poder: el poder socioeconómico que nunca vemos y que, últimamente, ni se molesta en elegir líderes que den el pego durante algún tiempo a alguien (según aquella frase -también de múltiples padres- que afirma que se puede engañar a todo el mundo  por un tiempo y a algunos siempre, pero es imposible engañar a todos todo el tiempo; el entontecimiento de la opinión pública ha sido tan concienzudo que creo que también lo último es posible; no hay más que ver como se trata en RTVE -la televisión pública- el asunto del regreso a España del rey emérito. Y que continúe portando el título de emérito ya es todo un síntoma de falta de liderazgo).

Si parece razonable que la prueba de que una sociedad es realmente democrática y avanzada es que pueda prescindir de los líderes -mesiánicos, sobre todo- a la inversa también podemos concluir -recordando la recopilación de líderes antedicha- la calidad democrática de la sociedad actual; española, pero también internacional.

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