miércoles, 28 de octubre de 2020

Desiguales

Si algo jode de la desigualdad más que la desigualdad misma, que se lo pregunten a los más desiguales -a los desiguales por abajo, diria yo- es que ni siquiera se disimule, escribe Gerado Tecé ó, dicho de otro modo: todos somos iguales, pero unos más iguales que otros, como también escribió George Orwell en su fábula Rebelión en la Granja, obra considerada una de los más agrios y clarividentes análisis de la transformación de las revoluciones en status ó nuevo orden político -renovación de la casta, dirían algunos- mediante la cual las revoluciones giran sobre sí mismas hasta acabar conformando una sociedad prácticamente igual -mediante el oportuno cambio de roles- a la que se pretendía destruir o transformar. En cuanto a la otra pretendida Igualdad entre todos los seres humanos -una de las integrantes de la tríada revolucionaria francesa de 1789- nunca ha llegado a adquirir realidad corpórea, como parece que inevitablemente corresponde a los ideales. En el mismo caso están la Fraternidad y la Libertad, cuyo conflictivo camino hacia la realidad, plagado de obstáculos y condicionantes, hacen que nunca hayan llegado a concretarse realmente; además de que, tan relacionadas están entre ellas que con sólo una de ellas que no se cumpla, las otras dos serían inviables.

Pero es cierto que, en relación con esta última Igualdad, cuando aquellos que legislan, dirigen y, en definitiva, organizan nuestra vida -en teoría en nuestro nombre- se sienten eximidos de cumplir las normas que -también en teoría- son de obligado cumplimiento para todos, están realizando un irresponsable y ostentoso ejercicio de desprecio incluso por las formas y el respeto debido a esa teórica Igualdad, desprecio que tiene por efecto inmediato incitar a los desiguales sociales a no admitir como legítimas normas y leyes, por más legales que sean; simplemente se adquiere la conciencia social de una real desigualdad efectiva -como cuando se asegura que la Justicia es igual para todos- desigualdad tanto más irritante cuanto que los que apelan a esa universal Igualdad son los primeros en incumplirla, al sentirse realmente más iguales que otros.

Seguramente sea esa real desigualdad efectiva -trasladada a otros niveles- la que ha propiciado que se dé tan poca relevancia al hecho de que sólo un partido político, Unidas Podemos, haya declinado su asistencia (VOX no fué invitado) -del conjunto de partidos políticos, empresarios, banqueros, medios de comunicación y otros poderes fácticos emanados del gran capital- a la gala de los Leones convocado por Pedro José Ramírez para la promoción de su medio y donde éste -del que aún hoy no puedo evitar que me sugiera un olor a orines meclado con el del carísimo perfume que seguramente usa- nos anunciaba que el consenso constitucional es una vacuna para todos los males de España, aunque en ningún momento mencionó los males que ahora aquejan a los españoles, mayoritariamente desiguales y, por tanto, más abajo en su escala de prioridades (últimamente utilizo como test rápido para ubicar ideológicamente a personas, personajes y personajillos su concepto de patriotismo y el orden utilizado referirse a España y/o a los españoles).

Tu culo está aburrío, dice un anuncio de Desigual, precisamente. Pues sí, aburrío de soportar las patadas de los más iguales y después, con suerte, asentarlo en lo duro.

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