Si quieres que algo se haga bien, hazlo tú mismo, es una frase que figura en el acervo de sabiduría popular en diversas culturas; Europa, como entelequia que es, se está mostrando una vez más incapaz de asumir su propia responsabilidad ante los problemas del mundo real: no basta pagar a Turquía -en éste caso- para que nos invisibilice el problema de los refugiados que huyen por millones de la guerra, la miseria y la muerte. Turquía seguramente hará, cobrando, lo que ahora se vé obligada a hacer gratis, pero no es previsible que los miles de millones que Europa tiene previsto destinar a no ver el problema, lo resuelvan. El mundo no sólo se globaliza para satisfacer los intereses de un capitalismo ávido de fabricar productos con mano de obra semisesclava en el tercer mundo y obtener desmesurados beneficios vendiéndolos en el primero, los recursos también deben ser considerados desde un punto de vista global y por tanto ignorar que los brutales desequilibrios sociales y económicos son insostenibles a nivel histórico es ignorar la realidad o, aún peor, conocerla y persisitir en legar el desastre y la ruina a nuestros herederos: tras de mí, el diluvio es frase atribuída a Luis XIV; que ahora los dirigentes europeos se lo planteen como filosofía política es un crimen de lesa humanidad.
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