domingo, 22 de marzo de 2015

Lenguaje, Información y propaganda

El español o castellano es un lenguaje rico y al tiempo flexible; es difícil que éste idioma sucumba a la inapropiada utilización actual  de aquellos que más deberían preocuparse por su correcta utilización: los medios de comunicación y los integrantes de la clase política.
Pero cabría esperar de los primeros que tuvieran en fase de aprendizaje a los becarios un tiempo razonable dedicado a mejorar su utilización de la gramática así como la dicción antes de permitir que cumplan su trabajo de difundir información.
Y de los segundos, además de lo anterior -que también están bastante necesitados-, que cuando hablen sea para comunicar algo: no he visto menor eficiencia en la relación significado/mensaje que aquél que a diario sufrimos de algunos portavoces de formaciones políticas: ya sé que el principio de vulgarización -uno de los once atribuídos a Goebbels- afirma que toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida, pero mucha de la propaganda que ya hemos comenzado a padecer en éste año electoral parece ir encaminada, precisamente, a deteriorar la posible inteligencia de los propagandados.

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