¡Acabáramos!, siempre lo sospeché, pero hoy he oído al propio Mariano Rajoy confirmarlo: yo voy donde me llevan -que bien mandado, y sin soltar un sólo taco-;
los agricultores y ganaderos damnificados por la crecida del Ebro
pueden sentirse confortados por tal manifestación de apoyo, solidaridad
y responsabilidad del presidente del gobierno. Que yo tengo para mí que
sus objetivos personales, su única actividad, todas sus energías, tienen
el único propósito de mantenerse en la cúpula de esos artificios tan
inestables y gelatinosos: el partido, el gobierno, el poder...
Seguramente no nos vá mal tan sólo por eso, pero sin duda, ayuda.
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