Lo
que a otros estigmatiza -el dedazo de Rajoy- para ella resulta
purificador: Esperanza Aguirre cree que Moreno Bonilla debería dimitir
por haber sido designado candidato del PP en Andalucía en la forma en que lo fué, olvidando que con ella se siguió idéntico procedimiento para nombrarla candidata a la alcaldía de Madrid; porque ella lo vale, parece
deducirse. Es lo que tiene ser sexagenario/a, que te desinhibe, y si nunca
fuiste inhibido pues aumenta tu desvergüenza (si eso fuera posible en
el caso de la señora Aguirre).
Pero
subyace en todo ello una verdad universal en política: lo que realmente estigmatiza es la derrota y lo que santifica es la victoria. Y
Esperanza Aguirre debe contar con ésta última.
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