Desde
luego que ningún país podría enorgullecerse de episodios tales como los
de la expulsión de los judíos y la posterior de los moriscos de España,
compuestos a partes iguales de ignorancia, intolerancia y latrocinio,
pero cuando Liberto Rabal en la sección de Cartas al Director
de El País nos recomienda responsabilidad ante los peligros de tomar partido o de
caer en el antisemitismo, cabría recordar que ni esos hechos históricos
ni los más recientes del Holocausto pueden justificar ni amparar
moralmente que el Estado de Israel abuse de su fuerza como lo viene
haciendo de forma sistemática casi desde su misma fundación, ignorando de
forma reiterada resoluciones condenatorias de la misma por parte de la
ONU gracias al veto norteamericano.
Claro
que todos debemos posicionarnos a favor de la paz y el entendimiento,
pero eso no supone que lo responsable y lo justo sea centrarse en un
conflicto como el de Oriente Medio, donde siempre ha sido evidente la
desproporción: está claro que un bando mata más y más deprisa que el
otro porque tiene muchos más medios para ello y a ese bando es al que,
en primer lugar, hay que urgir a que deje de emplear la violencia que,
como la historia demuestra reiteradamente, no hace más que reproducirse y
perpetuarse.
No hay comentarios :
Publicar un comentario