Derecho progresista

Una nueva perversión del lenguaje de uno de los miembros del actual gobierno de este país; esta vez del señor Ruiz-Gallardón. Así, para eliminar el derecho a la interrupción del embarazo debido al supuesto de comprobadas malformaciones del feto, el señor ministro de Justicia argumenta(?) que la discapacidad nunca puede suponer una merma de derechos en una sociedad progresista y que, además, ese principio vale exactamente igual para las personas que han nacido y para las personas que están en proceso de nacer.
Para empezar por el final de tan extravagante argumentario, parece que habría que recordar que una persona que no ha nacido no es jurídicamente  -ni teológicamente o desde el punto de vista del derecho canónico, ya que su propuesta parece responder antes a directrices religiosas que a necesidades civiles o sociales- una persona y que por tanto no le son de aplicación ni derechos ni deberes que corresponde a aquellas. Y considerar progresista obligar a una mujer a tener un hijo discapacitado creo que califica por sí mismo a quien hace semejante afirmación. Con la que está cayendo, este es ministro de Justicia que tenemos.

Alternativas

De entre el conjunto de mantras cerriles y simplistas que el actual gobierno se empeña en hacer llegar a la ciudadanía como resumen y justificación de lo que se supone que es la gestión y manejo de la actual circunstancia económica, hay una que destaca y es aquella que afirma que las medidas tomadas por el ejecutivo son las únicas posibles y que cualquier otra alternativa nos llevaría al caos y al diluvio universal. Dejando aparte el hecho de que el sentido común -ese del cual el señor Mariano Rajoy asegura poseer cantidades ingentes- indica que gobernar es elegir entre alternativas, es que, si tomáramos por bueno el razonamiento del gobierno y del PP, de él se deduce inmediatamente que sobra toda una casta de intermediarios como gestores de decisiones políticas: ¿para qué mantener a tal cantidad de políticos si no existen alternativas y sólo hay una solución?. Que vengan los mercados y tomen posesión de lo que ya es suyo de hecho y nos digan lo que hemos de hacer, al menos el país se ahorraría unos ciento de miles de sueldos de voceros que cobran como gestores. Por otra parte el dilema planteado es falso: no son ellos o el diluvio; son ellos y el diluvio, como comprobamos a diario.

¡Que se jodan!

I

Ha causado gran revuelo, y lo entiendo, el exabrupto -¡que se jodan!- de la diputada del PP Andrea Fabra mientras el presidente del gobierno salmodiaba en el Congreso de Diputados su larga lista de recortes. Lo que no entiendo es que no haya causado el mismo revuelo e indignación la explicación del recorte de la prestación por desempleo anunciada y justificada por Mariano Rajoy como incentivación para la búsqueda de empleo: en realidad lo expresado por la diputada y por el presidente del gobierno viene a ser lo mismo y en éste último caso los destinatarios eran inequívocamente los desempleados, de los que se sospecha sin ningún respeto de poca diligencia en la búsqueda de empleo. Con el agravante, además, de que lo expresa el propio presidente del gobierno y no una paniaguada de su partido.

II

Andrea Fabra, diputada del PP por Castellón, percibe mensualmente más de 1.800 euros en concepto de ayuda para alojamiento en Madrid, pese a que reside junto con su marido  -Juan José Güemes, exconsejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid y actual ejecutivo de la empresa de productos de entretenimiento Zinkia- en la exclusiva urbanización La Finca -residencia de futbolistas, cantantes y algún líder de tramas corruptas, como Correa- para la cual tiene concedida una hipoteca de Bankia por más de un millón de euros. Sin embargo, si hacemos caso del montante que figura en las cuentas corrientes de la que es titular, resulta que, casi casi, es pobre de solemnidad; menos mál que su padre seguro que le invita a lotería de cuando en cuando. Sabiendo esto es más fácil entender que lanzara su ¡que se jodan! en pleno hemiciclo del Congreso de los Diputados justo cuando Mariano Rajoy afirmaba que reducía la prestación por desempleo para incentivar su búsqueda entre los desempleados. Y casi dá lo mismo saber quienes fueran los destinatarios del exabrupto, parados, socialistas o españoles en general; yo, desde luego, me incluyo: más jodido, más descontento.

¡Despertad!

Con todo y tener asumido que en éste país vivimos más en una partitocracia que en una democracia, sigue siendo nuestra decisión plantarnos y decir a la clase política en general y al actual gobierno de la nación, en particular, que hasta aquí hemos llegado, que los paganos de esta crisis -o de lo que se nos vende como tal, para poder generar un auténtico cambio del modelo social- no han de ser necesariamente los pertenecientes a la clase media y los ya desfavorecidos, mientras que, ahora mismo, los ricos se enriquecen más aprisa. Y si no pueden, porque se limitan a transmitir las órdenes del gran capital, que se quiten; es preferible oír la versión original, no la doblada o tener que leer los subtítulos.

Es hora de despertar, ahora que aún es posible: el valiente vive hasta que el cobarde quiere.

¡Qué nivel, Maribel!

El señor Ministro de Hacienda ha explicado, sin despeinarse -aunque, ciertamente, esto no es un mérito en él- que sube el IVA porque se paga poco, que ha debido querer decir que como hay mucho defradudador o evasor del pago del IVA, la solución consiste en subírselo al que lo paga.
El recién nombrado Alto Comisionado para la Marca España, el señor Espinosa de los Monteros, nos cuenta que su portera, que antes le informaba del tiempo a la vez que le aconsejaba solícita que se pusiera el abrigo si hacía frío, hoy le informa de las cotas alcanzadas por la prima de riesgo, para concluir que su misión en defensa del país -o de la Marca, ya no sé- ha de permitir que las porteras regresen a la información meteorológica, como Dios manda.
Este es el nivel actual de Ministros y Altos Cargos en este país; no quiero pensar en el de cargos más bajos. Sería para hacer chistes y cuchufletas si no fuera porque estamos en sus manos, administrativamente hablando.

¿Qué democracia?

Con el precedente cercano -aunque parece lejanísimo debido al cúmulo de acontecimientos desde entonces- del presidente Rodríguez Zapatero en Mayo de 2010, ayer, el actual presidente del gobierno desgranó su particular via crucis a aplicar a la ciudadanía española. Quiero decir que, en ambos casos, al ser las medidas propuestas la antítesis de lo prometido en sendas campañas electorales, debería haber sido obligada la renuncia al cargo de ambos presidentes en una tesitura que denota claramente la falsedad de las promesas electorales o - si queremos pensar bien, a pesar de todo- un cambio radical en las circunstancias económicas. Es imposible que este país pueda sobrevivir democráticamente cuando un presidente de gobierno está habilitado para llevar adelante una política o exactamente la contraria en base a los votos de ciudadanos de los que no hay constancia que cambien de opinión a la par que sus gobernantes. Lo democrático sería que éstos, constatado el cambio de escenario -ya digo, si queremos pensar bien- dejaran el cargo y sus responsabilidades planteando a los ciudadanos sus motivos y convocando nuevas elecciones; lo contrario será la constatación -una más-  de que vivimos en una democracia puramente nominal.

La subida del IVA

He oído como el señor Ministro de Hacienda, el señor Montoro, afirmar que si el IVA lo pagaran quienes lo tienen que pagar no habría necesidad de subirlo (la verdad es que he tenido que esperar a oírlo una segunda vez para asegurarme de que lo había entendido bien). No sólo eso, el señor ministro ha afirmado a renglón seguido que más claro no lo puede decir. Efectivamente, de su claro verbo se desprende que, una vez más, en vez de perseguir el fraude y a los defraudadores, en su lugar se castiga a aquellos que cumplen las normas y pagan los impuestos correspondientes, premiando en consecuencia a quienes evaden y defraudan; los que ya pagaban el IVA pagarán ahora más y los que no lo hacían continuarán tan ricamente, inmunes a las subidas. 
Por algo es ministro el señor Montoro, sus razonamientos y explicaciones rozan la genialidad.

El país y la marca

Unamuno escribía sobre el país, el paisaje y el paisanaje españoles en los años treinta del siglo pasado y en términos poco laudatorios resumiéndolo en una frase (¡qué país, qué paisaje y qué paisanaje!). A día de hoy podemos decir que en España quedan pocos paisanos y/o ciudadanos: todos nos hemos -nos han- convertido en clientes, usuarios, consumidores o targets para un mercado de determinados productos. Del paisaje, qué decir, salvo que sobrevive solo allí donde no ha llegado la marea negra de la especulación inmobiliaria. Y finalmente, que el país como tal, es decir la nación española a que se refiere la vigente Constitución de 1978 no existe, y no por las discrepancias de los nacionalismos periféricos, si no porque -también aquí- los mercados marcan la pauta: lo que al parecer interesa ahora sobre todo es la marca España. Tan es así que se ha creado un nuevo cargo -parece que los existentes no eran suficientes a este fin- el Alto Comisionado para la Marca España, que pasa así de empalagoso concepto a entidad ministerial en un Ministerio cuyo titular -el señor García Margallo, de Asuntos Exteriores- habla a menudo tanto o más de economía que los de Hacienda, Economía y Competitividad, de tal manera que parece que dirige el Ministerio de la Exportación. El recién nombrado defensor de la marca, el señor Espinosa de los Monteros -ilustres apellidos adecuados a tan alta comisión- ha comenzado por declararar que pondrá en valor las grandes cualidades del país, es decir, de la Marca; no es descartable que, de forma concurrente, en alguno de los Ministerios económicos, se cree un Alto Comisionado de las Puestas en Valor, para coordinar esfuerzos. Entretanto, y aprovechando la oportunidad que nos brinda el tener un himno nacional sin letra oficial, podríamos encargar a alguna firma de publicidad un nuevo Himno para la Marca, interpretado por David Bisbal, por ejemplo.