Durante la construcción del Palacio de Comunicaciones sito en la madrileña plaza de Cibeles, el pueblo de Madrid que no desaprovecha jamás la ocasión de sacar punta a cualquier cosa, comenzó a denominarlo "Nuestra Señora de las Comunicaciones", por su aspecto pseudo-religioso. Hoy, cuando el alcalde de Madrid ha logrado convertirlo finalmente en la sede del Ayuntamiento, también parece que por fin se va a convertir en profecía la guasa de los antiguos madrileños: ante su entrada principal se está erigiendo una estructura imponente que ocupará próximamente el obispo de Roma -y representante de Dios en la Tierra- para lanzar sus mensajes "urbi et orbe". Según han declarado portavoces del Ayuntamiento de Madrid todo esto será a coste cero -no sé si descontando el previsible consumo de agua y refrescos de los jóvenes fieles- pero, en estos tiempos de crisis, le sugiero la señor alcalde de Madrid que no lo desmonte con posterioridad a la visita del Papa; seguro que desde ese estrado sus invocaciones marianas -a la Virgen de la Almudena, concretamente, para alivio del paro y ayuda a los desfavorecidos- tendrán mucho más efecto, al hacerlas desde un lugar que ya ha servido de soporte a portavoces de la divinidad. Total, mejor eso que el solar de granito en que había convertido la explanada de la entrada. Y también nos evitamos el coste de desmontarlo, que para entonces ya no quedarán fieles que consuman en la solana de Cibeles.
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