Siendo reconocido por la mayoría que la democracia es el menos imperfecto de los sistemas políticos para el gobierno de los asuntos públicos de países y Estados -al menos en aquellos que disponen de lo mínimo para tener un sistema- no es menos cierto que sus imperfecciones pueden llegar a convertir en ilusoria la propia idea de democracia, esto es, el poder de decisión atribuido a la voluntad colectiva. En nuestro país, no es una imperfección menor el acusado bipartidismo en que se ha convertido la vida política, que trae como consecuencia una escasísima participación ciudadana real en las decisiones de gobierno. Y así como son las ideas sencillas las que cambian el mundo, son las preguntas ingenuas las que remueven conciencias. Ayer, en esta misma sección de Cartas al Director, Lluis Mª Payá, que padece diabetes hace 54 años, se hacía una pregunta: "¿no podríamos poner una casilla en la declaración de la Renta para dedicar algo a investigación?". Ahora mismo existen dos casillas en la declaración de la Renta para que cada ciudadano decida que un porcentaje de sus impuestos se destine a la Iglesia Católica y/o a otros fines sociales. Del mismo modo, sería perfectamente posible adjuntar a dicha declaración toda una serie de casillas con una relación de objetivos sociales concretos. Y ya que toda política real es una asignación de prioridades presupuestarias, sería una forma poco costosa de llevar a cabo una democracia más real y participativa, semejante a la idea de la acción política directa que proponen los partidos radicales actuales. Aunque sospecho que ninguno de los dos partidos mayoritarios en este país estaría por la labor.
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