Mencionaba ayer Enric González las dos leyes básicas de la Economía: lo escaso es caro y nadie conoce el futuro. Yo añadiría una tercera: no hay duros a cuatro pesetas. Se puede sumar a esto, que nunca viene mal, saber distinguir entre el interés simple y el sistema de amortización francés o de cuotas constantes, que es el que se aplica en los préstamos hipotecarios. Para el resto de la ciencia económica, sobre todo si se trata de ejercer en Bolsa, creo que una buena escuela sería jugar al póker intensivamente, el mejor adiestramiento para conocer las intenciones ocultas de los demás y anticiparse a sus decisiones. Resulta así, sobre todo después de leer opiniones como la de Charles Morris en su libro El gran crac del crédito, en el que se afirma "Es imposible exagerar la total idiotez de la maquinaria financiera durante la última década. Un malvado genio no hubiera sido capaz de diseñar una estructura más propensa al desastre", que la mayoría de ciudadanos de este país podríamos pasar, comparativamente, por expertos económicos. Lástima que nuestra única responsablidad, a este respecto, sea intentar sobrevivir al desastre.
No hay comentarios :
Publicar un comentario