¡Pobre don Manuel!, ni en efigie le dejan quieto. Si su busto, que fue instalado hace tres semanas en el vestíbulo de Isabel II del Congreso de los Diputados, ya ha sido objeto de zarandeo a los pocos días de la llegada del PP al poder, él, que ya en su día opinó sobre la hispánica manía del trasiego de restos de fenecidos ilustres, supongo que desde su tumba en Francia estará pensando que menos mal que no ha prosperado la idea del traslado de sus restos a España. Y si en el PP tienen problemas con la ubicación definitiva -donde no estorbe a los importantes eventos políticos actuales- del busto de un español Jefe de Estado y de gobierno, les sugiero un lugar: Montauban. Más que nada por probar que lo de las dos Españas está superado y mostrar el talante europeísta del PP.
Cartas (notas) prescindibles, reflexiones al hilo de lo que sucede (principalmente en España)....
sábado, 24 de diciembre de 2011
viernes, 23 de diciembre de 2011
Inocentadas

Parece que el vice-alcalde actual, Manuel Cobo -seguramente escaldado de anteriores iniciativas adisciplinarias dentro del PP- se ha expresado sobre la legitimidad democrática de la nueva regidora, asegurando que fue votada por “tanta gente” como el ya ex-alcade Aberto Ruiz Gallardón: "iba la número dos, y si alguien no la quería votar podía desde no meter esa papeleta en una urna hasta tachar su nombre". Lo primero sí, claro, pero tampoco hubiera sido muy positivo para Ruiz-Gallardón ni para la candidatura del PP. Sobre lo segundo se diría que el señor Cobo nos ha querido gastar la inocentada fuera de fecha, o bien que desconoce la normativa al respecto (Ley Orgánica 5/1985 del Régimen Electoral General, Capítulo VI, Sección XIV, Artículo 96); podría usted, señor vice-alcalde, haber esperado al día 28 para decirnos que el procedimiento de voto, según la vigente normativa mencionada, no impone la utilización de listas cerradas.
Hubiera sido deseable, desde el punto de vista de la equiparación de hombres y mujeres en la vida pública, que el acceso de la primera alcaldesa de Madrid se hubiera producido por la puerta grande del Ayuntamiento y no por la de atrás.
martes, 20 de diciembre de 2011
Fraude fiscal
Desde que yo recuerdo, todos los gobiernos de éste país en democracia han asegurado que combatirían el fraude fiscal del mismo modo que, por ejemplo, los de México han prometido reiteradamente acabar con los traficantes de drogas. Actualmente, la realidad evidencia que ambos negocios -el fraude fiscal en España y el tráfico de drogas en México- se perpetúan florecientes, y diversos estudios coinciden en acotar el fraude fiscal en nuestro país entre el 23% y el 25% del PIB, es decir, entre 230.000 y 250.000 millones de euros.
Ayer, el candidato a presidir el gobierno tuvo que ser interpelado por los grupos de izquierda para que manifestara -con parecidos entusiasmo y eficacia a con que las mises defienden la paz en el mundo- que sí, que él luchará contra el fraude fiscal. Seguro que en su libro tiene ya cuantificados los recortes -se nos dice que inevitables- en servicios sociales que le permitirán reducir el déficit en 16.500 millones de euros, pero ayer mismo, en su habitual formato evanescente, no se olvidó de prometer mayores beneficios fiscales aún para los mismos que se han quedado con los más de 200.000 millones de euros que no ha ingresado la hacienda pública.
Estando más que demostrado que de los recursos invertidos en la lucha contra el fraude fiscal se obtiene un beneficio del diez por uno (la Agencia Tributaria se financia con un 5% de su recaudación bruta) también está bastante claro que falta voluntad política para afrontar realmente el problema: un dato más que prueba quien controla los hilos del poder político.
Ayer, el candidato a presidir el gobierno tuvo que ser interpelado por los grupos de izquierda para que manifestara -con parecidos entusiasmo y eficacia a con que las mises defienden la paz en el mundo- que sí, que él luchará contra el fraude fiscal. Seguro que en su libro tiene ya cuantificados los recortes -se nos dice que inevitables- en servicios sociales que le permitirán reducir el déficit en 16.500 millones de euros, pero ayer mismo, en su habitual formato evanescente, no se olvidó de prometer mayores beneficios fiscales aún para los mismos que se han quedado con los más de 200.000 millones de euros que no ha ingresado la hacienda pública.
Estando más que demostrado que de los recursos invertidos en la lucha contra el fraude fiscal se obtiene un beneficio del diez por uno (la Agencia Tributaria se financia con un 5% de su recaudación bruta) también está bastante claro que falta voluntad política para afrontar realmente el problema: un dato más que prueba quien controla los hilos del poder político.
lunes, 19 de diciembre de 2011
Sanidad pública para empresarios (y privada para trabajadores)
Es conocido el hecho -aunque las posibles explicaciones son todas estremecedoras- de que, según los datos de la Agencia Tributaria correspondientes al año 2009, la diferencia entre lo que declara un trabajador autónomo (empresario) y un trabajador por cuenta ajena (asalariado) es de 8.300 euros a favor del segundo. Sí, eso es, lo ha entendido usted bien, un trabajador por cuenta ajena declara ganar de media, según esos datos, 8.300 euros más que un empresario. ¿Como es esto posible?; pues porque el 90% de los trabajadores por cuenta propia declaró ganar ese año menos de 12.000 euros. Además, esa diferencia -8.300 euros- es la mayor de la serie histórica de datos que comenzaron a contrastarse en 1993 y que siempre ha sido favorable al trabajador asalariado; vamos que podríamos clasificar al 90% de los empresarios de este país como oficial e históricamente pobres.
Parece que ahora, desde la Generalitat catalana, desde el PP y desde el sector empresarial de este país se está promoviendo la idea de implantar una póliza especial de seguro sanitario a partir de un cierto nivel de renta. Si estableciéramos ese nivel de renta en 12.000 euros anuales resulta que el 90% de los empresarios de este país no podrían contratar ese seguro adicional. O sea, que con el fin de garantizar la eficiencia de la asistencia sanitaria, los empresarios nos están organizando a los trabajadores un moderno -aunque no gratuito- sistema sanitario gestionado por la iniciativa privada aunque eso les cueste a ellos el sacrificio de tener que acogerse a los beneficios de una sanidad pública y gratuita, sólo para pobres. Para que luego digan que los empresarios de este país no arriman el hombro.
Parece que ahora, desde la Generalitat catalana, desde el PP y desde el sector empresarial de este país se está promoviendo la idea de implantar una póliza especial de seguro sanitario a partir de un cierto nivel de renta. Si estableciéramos ese nivel de renta en 12.000 euros anuales resulta que el 90% de los empresarios de este país no podrían contratar ese seguro adicional. O sea, que con el fin de garantizar la eficiencia de la asistencia sanitaria, los empresarios nos están organizando a los trabajadores un moderno -aunque no gratuito- sistema sanitario gestionado por la iniciativa privada aunque eso les cueste a ellos el sacrificio de tener que acogerse a los beneficios de una sanidad pública y gratuita, sólo para pobres. Para que luego digan que los empresarios de este país no arriman el hombro.
viernes, 16 de diciembre de 2011
Sonrisas (y lágrimas)
Las penas, con pan son menos, efectivamente, pero que yo sepa, nadie ha equiparado el pan a las sonrisas. Lo digo porque los políticos en su conjunto -con la excepción reciente de la ministra de Trabajo italiana, Elsa Fornero- tienen la costumbre de sonreír enfáticamente, venga o no a cuento, al acabar de hablar. Así, por ejemplo, hemos podido comprobar como Elena Salgado, la ministra de Economía en funciones, nos anunciaba que la prima de riesgo española estaba por las nubes y después sonreía, o a Mariano Rajoy diciendo que procurará evitar lo que dijo que nunca haría -bajar el sueldo a los funcionarios y subir los impuestos- y después sonreír igualmente, que parecen decir con el lenguaje de los gestos: ¿no queríais caldo?, pues dos tazas.
Ya supongo que tales sonrisas serán aconsejadas por asesores de imagen, pero puede que esta sonrisorrea sea debida a que con los recortes no hayan podido pagar la segunda lección al asesor de turno, lección donde se explica que hay que acomodar la sonrisa a las circunstancias y a lo que se quiere transmitir. Y parece que no están los tiempos para sonrisas superfluas y que a muchos nos hacen decir -también mentalmente- ¿de que se reirá este(a) imbécil?.
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