domingo, 20 de octubre de 2013

Una receta antigua

He oído a Antonio Mesa, candidato a presidir las Nuevas Generaciones del PP en Madrid, explicar su gesto rompiendo la fotografía del ex-tesorero del PP, Luis Bárcenas, diciendo que en todos las organizaciones hay algún "garbanzo negro", supongo que intentando hacernos deducir -casi explícitamente- que la mayoría de la cúpula del PP ha sido y es ajena a la corrupción: garbanzos blanquísimos. Que el gesto del joven Mesa haya sido calculado en ese sentido lo corrobora el que ante las preguntas de un periodista sobre si no debiera haber roto más fotos ha respondido sin dudar que "ésta era la foto que había que romper". Efectivamente, parece que para prosperar dentro de su organización, esa y sólo esa debe ser la foto que corresponde romper. 
Pero ese gesto no despeja las dudas sobre la generalizada corrupción del PP, a la vista de  las recientes declaraciones del señor Bárcenas -con numerosos indicios de verosimilitud- en un juicio en Toledo en el que ha proporcionado detalles de sus entregas de dinero -negro también, lamentablemente-  y en mano al mismísimo presidente del PP, Mariano Rajoy y a la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, asegurando que los sueldos en B eran toda una tradición dentro del PP y añadiendo que anteriores secretarios generales del PP cobraron igualmente en negro. O, incluso, oyendo a la señora Cospedal afirmar con desparpajo que lo que hayan hecho otros directivos del PP "ella no lo sabe". Menos mal que es la secretaria general; sólo la debe superar en ignorancia de lo acaecido financieramente en su partido el propio presidente del PP.
Concluyendo, todo apunta a que no se trata, tal y como el joven Mesa sugiere, de un garbanzo negro en el cocido, si no más bien de su antecedente gastronómico histórico: una auténtica olla podrida. Bien provista de chorizos, naturalmente.

martes, 15 de octubre de 2013

Beatos y políticos

Según el diccionario, beatificar es la potestad del Papa para declarar que un difunto, cuyas virtudes han sido previamente certificadas, puede ser honrado con culto. Nada menos que 522 a la vez, ha presentado la iglesia católica española como producto -según afirma- de la persecución religiosa en la España del siglo XX, lo que convertiría a la II República española en una perseguidora furibunda de cristianos que superaría la suma de todas las persecuciones acaecidas en tiempos de los emperadores romanos que, comparativamente, produjeron menos beatos. La verdad histórica es muy distinta: la virtud fundamental de muchos de los actualmente beatificados fue su adscripción a políticas enfrentadas a un objetivo declarado de la República que fué la separación de la Iglesia y el Estado o, en su defecto, su pertenencia a una institución -la iglesia católica- que defendía públicamente esas políticas. Y, a más de setenta años de la muerte de Manuel Azaña, su visión de un estado laico que colocara a la iglesia católica estrictamente en el ámbito de la conciencia de cada uno, es decir, en la esfera privada y no en la pública, está tan distante de ser realidad como entonces, si no más; hoy estamos en ese aspecto más cerca de la España de Felipe II o de una teocracia islamista que de un país avanzado, democrático y abierto. Baste para corroborarlo la asistencia de representantes políticos -casi tan masiva como el número de beatificados y comenzando nada menos que por el ministro de Justicia- a la reciente ceremonia de beatificación. O el comentario de Jesús Posada, actual presidente del Congreso, que lo resume: "ha sido una celebración espléndida que reafirma nuestra fe”. ¿Nuestra?, ¿de quien?, ¿de los católicos o de todos los españoles, a quienes debe representar como responsable público?. Parece que el Nacionalcatolicismo pervive bajo formas democráticas.

viernes, 11 de octubre de 2013

Un nuevo síndrome

En éstos tiempos en que todo decrece, se encoge y retrotrae de tal modo que nos hemos acostumbrado al eufemismo crecimiento negativo -más bien un oxímoron-, el señor ministro de Hacienda en un alarde incomprensible  -si atendemos a la realidad y a los datos que la corroboran- ha informado en sede parlamentaria con el mayor desparpajo -incluso amenazando con una pizarra para hacerse entender- que los salarios no están bajando en España, están creciendo moderadamente; tal cual.
Y dado que es improbable que se esté refiriendo a los 47.000 nuevos millonarios españoles, porque no creo que éstos hayan llegado a ese nivel de riqueza cobrando un sueldo, sólo me queda una explicación plausible: el señor Montoro vive en otra España, distinta a  la que habitamos la mayoría de los españoles. O bien, que más allá del síndrome de Hybris, esté aquejado del de ex-libris, consistente en dejar su nombre grabado en las guardas del libro de la historia de España de modo que se le recuerde por siempre, aunque sea para mal. Si fuera así, lo peor es que parece que este nuevo síndrome está resultando contagioso entre los miembros del gobierno.

domingo, 6 de octubre de 2013

Crecimiento cero

En este mundo plural, en cambio perpetuamente acelerado, aunque masivamente desinformado (es una de las paradojas de estos tiempos), en crisis hace décadas -la situación actual en sólo una consecuencia de un descontrol consciente o inconscientemente permitido- existen, a poco que se investigue, todo tipo de remedios, análisis y reflexiones sobre los cambios de paradigmas sociales y económicos.
Desde el inconformismo, la izquierda radical o el ecologismo se defiende un crecimiento cero o, más moderadamente, una ruptura con el modelo social basado en un consumismo que, a su vez, necesita de un capitalismo consumidor sin restricciones ni límites de todos los recursos del planeta, voraz por su propia naturaleza.
Pues bien, volviendo al comienzo –el déficit de información, la información manipulada y sesgada- no resulta fácil dilucidar si la idea del crecimiento cero es propia de planteamientos progresistas -o neo-izquierdistas - o inducida precisamente por los regidores del sistema que se pretende desmontar.
Resulta que el Club de Roma, organización con presuntas -existe mucho secretismo al respecto- estrechas relaciones con el Club Bilderberg -ese, también supuesto, gobierno mundial en la sombra- ha publicado un libro titulado Los límites del crecimiento: 30 años después (hubo un primer informe en 1972, titulado  Los límites del crecimiento) cuya sinopsis dice:
"Los seres humanos y el mundo natural siguen un rumbo de colisión. Las actividades humanas menoscaban violentamente y a menudo de modo irreversible el medio ambiente y recursos cruciales. Si no se revisan, muchas de las prácticas actuales ponen gravemente en peligro el futuro que deseamos para la sociedad humana y los reinos vegetal y animal, y puede que alteren el mundo vivo hasta el punto de que no sea capaz ya de sostener la vida del modo que conocemos. Urgen cambios fundamentales si queremos evitar la colisión a que conduce nuestro rumbo actual.

La humanidad puede y debe responder a las señales que indican que el crecimiento mundial alcanza ya unos niveles insostenibles. Ha llegado el momento de buscar soluciones políticas, económicas y sociales para alejar el mundo del borde del abismo al que se asoma. Los límites del crecimiento: 30 años después, aborda la discusión sobre el imparable crecimiento de la población mundial, el aumento de la producción industrial, el agotamiento de los recursos, la contaminación y la tecnología. Una obra de enorme inteligencia que debate, con total actualidad, el difícil equilibrio entre crecimiento y desarrollo humanos.

«Advertencia a la humanidad de científicos del mundo», firmada por más de 1.600 científicos, entre ellos 102 premios Nobel de 70 países".
Así pues, resulta que el Club de Roma propone, precisamente, el crecimiento cero.
Según defiende Daniel Stulin, autor de La verdadera historia del Club Bildelberg, "el crecimiento cero es necesario para destruir los vestigios de prosperidad y dividir a la sociedad en propietarios y esclavos. Cuando hay prosperidad, hay progreso, lo cual hace mucho más difícil la represión".
Supuestos medios para lograrlo serían también, según Stulin, "la creación de crisis artificiales para mantener a la gente en un perpetuo estado de desequilibrio físico, mental y emocional. Confundirán y desmoralizarán a la población para evitar que decidan su propio destino, hasta el extremo de que la gente tendrá demasiadas posibilidades de elección, lo que dará lugar a una gran apatía a escala masiva".
¿Pudo ser la gripe A, por ejemplo, una de estas crisis, promovida por los intereses de las grandes multinacionales farmacéuticas,  fundadoras e integrantes principales del Club Bilderberg?
Pero el medio fundamental, es, también según Estulin "un férreo control sobre la educación con el propósito de destruirla. Una de las razones de la existencia de la UE (y la futura Unión Americana y Asiática) es el control de la educación para "aborregar" a la gente. Aunque nos resulte increíble, estos esfuerzos ya están dando "buenos frutos". La juventud de hoy ignora por completo la Historia, las libertades individuales y el significado del mismo concepto de libertad. Para los globalizadores es mucho más fácil luchar contra unos oponentes sin principios".
No resulta increíble, ni esto ni lo anterior. Son muchos los indicios que señalan que todos los desastres parciales que nos afectan responden a un plan general, a un modelo. Aun sin ser proclive a teorías conspirativas, parece que ya hay quien ha decidido cómo llegar al crecimiento cero.

De sismos y meridianos

El señor ministro de Industria, José Manuel Soria - el mismo que hace poco afirmaba vehementemente que el meridiano de Greenwich pasa por Canarias- nos informa ahora, con relación a los reiterados seísmos registrados en la provincia de Castellón, que "el riesgo de movimiento sísmico relevante es limitado".
Parece que el señor ministro ha escarmentado en cuanto a intentar explicaciones científicas y a vuelto al redil de lo políticamente correcto y a la utilización de ese lenguaje que consiste en llenar el tiempo  con frases largas ayunas de contenido, utilizando palabras fronterizas y ambiguas. Porque, ¿cuando un movimiento sísimico es relevante?, ¿limitado a qué?. Es cierto que la escala sísmica de Richter es una escala logarítmica -no proporcional- y que, además, no mide la intensidad de un seísmo si no sólo su magnitud -sus efectos- pero denominar microsismos a sismos cercanos al grado 4 (ver datos publicados por el Servicio de Información Sísmica del Instituto Geográfico Nacional) es, cuando menos, impreciso. El prefijo micro está reservado -en la escala Richter-  a seísmos de magnitud inferior a 2; entre 2 y 4 se denominan menores, y de 4 a 5 ligeros. Y se han detectado dos seísmos de magnitud 4,1 en la escala Richter el pasado 2 de Octubre frente a la costa de Castellón. Pese a todo, el señor Soria ha reconocido que hay una "probabilidad alta" de que las inyecciones de gas y los movimientos sísmicos estén relacionados: menos es nada; ya sólo queda actuar en consecuencia.

Por cierto, señor ministro, el meridano de Greenwich sí pasa por Castellón, por si quiere usted darles la buena nueva a los habitantes de esa provincia.