jueves, 21 de julio de 2022

Verde que te quiero verde

El Objetivo 55, en el contexto del Pacto Verde Europeo, la UE se ha fijado, con la Legislación Europea sobre el Clima, el objetivo vinculante de lograr la neutralidad climática de aquí a 2050. A tal fin, a lo largo de las próximas décadas habrá que reducir sustancialmente los niveles actuales de emisiones de gases de efecto invernadero. Como paso intermedio hacia la neutralidad climática, la UE ha elevado su ambición en materia de clima para 2030 comprometiéndose a reducir las emisiones en al menos un 55 % de aquí a 2030...pero el cambio climático se encontró de bruces con la guerra en Ucrania y sus directas consecuencias en el comercio mundial de fuentes de energía y ¿qué hacer ante una realidad tan tozuda y tan poco dúctil políticamente hablando?: recurrir a la Taxonomía, palabra que en una de sus acepciones significa Clasificación u ordenación en grupos de cosas que tienen unas características comunes; que esa sería la versión suave: lo que se dice pretender con la Taxonomía verde europea es lograr una definición clara de lo que es y no es sostenible, así como redireccionar las inversiones y evitar el llamado greenwashing o lavado de cara verde. Lo que en realidad se pretende es (re)calificar a la energía procedente del gas o a la nuclear al mismo nivel que las energía renovables, es decir, (re)calificarlas como verdes, justificándolo en que la primera no emite gases de efecto invernadero, (aunque sí genera residuos de difícil gestión ambiental) y para la  segunda en que aunque sí contamina y emite CO₂ lo hace en cantidades notablemente más bajas que las centrales térmicas que funcionan quemando carbón o fuelóleo. O sea, que son verdes desde el punto de vista taxonómico.

En resumen, el pasado 6 de Julio y mediante votación el parlamento Europeo avaló que la enegía proveniente del gas y la nuclear tendrá la consideración en energía verde; no sólo eso, también la prevista autorización para la vuelta a la quema del carbón supondrá un frenazo en seco a las aspiraciones comunitarias que reducir al 55% sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 frente a una base de 1990, y pone de manifiesto que ya se estaba haciendo las cosas mal antes, según advertía Fernando Valladares, científico del CSIC: la guerra (en Ucrania) ha evidenciado que hacíamos uso de tapadillo de energía sucia.

Con lo cual, y al mismo nivel eufemístico de 1984 de Orwell  -la guerra es la paz, la libertad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza- ya podemos decir que cualquier color será verde si lo tratamos correctamente desde el punto de vista taxonómico; o, como diría Federico García Lorca: Verde que te quiero verde; es decir, si te quiero verde serás verde.

Pero Lorca continuaba -creo que los poetas son los profetas más certeros- diciendo (entre otras cosas):

Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
-Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?

Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
herían la madrugada.

Compadre donde está dime,
donde está esa niña amarga
cuantas veces la esperé
cuantas veces la esperaba.


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