jueves, 10 de diciembre de 2020

Numerología china


Así como la astrología y la astronomía o la alquimia y la  química en sus incios estaban estrechamente ligadas, lo mismo ocurrió con la numerología y las matemáticas; hace tiempo que la ciencia separó a todas ellas, distinguiendo entre ciencia y superstición, entre las hijas legítimas y las bastardas. Ello no significa que no haya creyentes y seguidores de las primeras -de la primera, sobre todo- ya que el ser humano siempre ha querido saber y tener respuestas de los porqués universales por la vía rápida: los cabalistas judíos -y los ocultistas herméticos desde el Renacimiento- se plantearon una especie de manual para interpretar la realidad y sus misterios desde signos ocultos en textos sagrados mediante complejas metodologías al alcance sólo de estudiosos e iniciados.

La cultura china, llegó en ésto -como en casi todo- antes que la cultura occidental; los chinos de siempre han creído que hay unos números que traen buena suerte (números auspiciosos) y otros que traen mala suerte (números ominosos). En la China actual el número cuatro es un número claramente ominoso y es como para nosotros el 13 (que, por otra parte, suma cuatro), pero más serio: para empezar suena muy parecido a la palabra muerte (, en chino)  y procura evitarse nombrarlo con frecuencia ya que se supone que trae aparejadas desgracias; en la práctica el número cuatro se suele evitar en la numeración de edificios en las calles, teléfonos, logotipos o nombres de empresas; no es infrecuente sustituir un cuarto piso por el 3A (yo mismo acabo de evitar escribir la cifra, por si acaso). El siguiente número, el cinco, es para los chinos un número neutro ya que en su idioma suena como la palabra nada (), es decir, ni fú ni fá (ni wú ni wá, en chino macarrónico).

Teniendo en cuenta que las desgracias de éste 2020 no habrán sorprendido en absoluto a cualquier numerologista chino -teniendo en cuenta que, mediante la reducción mística, sus cifras suman cuatro- seguramente ese mismo numerologista tampoco nos augure muchas venturas para el próximo año 2021, cuyas cifras suman cinco. Por más que, en la cultura española, esa cifra tiene una rima inevitable.

Por contra, el nueve, la suma de ambos, es un número auspicioso porque se pronuncia exactamente como la palabra eterno (jiû); no sé si eso nos permitiría deducir que sumando ambos años tendríamos un año regular (que eterno tampoco creo que nos interesara).

Y a los chinos hay que tenerlos hoy muy presente. En todo. Que puede que atiendan a semejantes supersticiones, sí, pero han llegado a la Luna y van a heredar la Tierra (lo que reste).

2 comentarios :

  1. Me ha gustado y me he reído mucho con esta columna, y te comento -aunque imagino que lo sabes- que no me extraña que el auspicioso 9 sea el número de la eternidad, ya que él es eterno en sí mismo: cualquier número multiplicado por nueve da como resultado otro número al que al aplicarle la llamada "reducción mística" (en lengua vulgar, sumar todos los dígitos que forman ese número) da como resultado el 9.

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  2. ...así es; de momento incorporo al texto de la entrada lo de "reducción mísitica". Para el futuro otra aproximación al I-Ching ( https://epistolariocontingente.blogspot.com/2020/06/el-diccionario.html ), del que recuerdo que eras usuario...

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