martes, 8 de noviembre de 2016

Lo normal

Ya casi agotado el barro del charco en el asunto del piso que Ramón Espinar vendió en 2010 (aunque en El Mundo han añadido un poco de agua para poder informarnos de que en fechas próximas a la venta, Espinar se manifestaba bajo el lema Sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo; parecen insinuar que vendió la vivienda por el gusto de poder manifestarse), y visto que es gratis y además entretiene bastante al personal, ahora le ha tocado el turno a ... otro dirigente de Podemos; casualidades que ocurren.
Y es que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, ha manifestado en una entrevista televisada su extrañeza porque Pablo Iglesias viva en un piso de protección oficial en Vallecas -propiedad de un familiar- a pesar de su nivel de ingresos, y ha recordado que este tipo de viviendas están pensadas para personas con determinadas necesidades económicas. La señora Cifuentes ha insistido en que no le parece normal  que una persona en situación económica tan desahogada ocupe una vivienda protegida que nace con otros fines. 
Pero, sin duda, a la señora Cifuentes le debe parecer muy normal que Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda y diputado del PP por Sevilla, se haya embolsado durante las pasadas legislaturas 1.823,86 euros mensuales del Congreso de los Diputados en dietas de alojamiento y manutención -a añadir a su salario salario oficial, de 64.053,79 euros anuales- pese a que tiene tres pisos en propiedad en Madrid. O que ninguno de los 10 miembros del Gobierno del PP que han ocupado escaño en el Congreso -incluído Mariano Rajoy, que tenía la vivienda asegurada y costeada con dinero público- ni el propio Montoro, hayan renunciado a cobrar ese complemento por alojamiento y manutención.
Por eso eres escritor -concluye Roberto- porque las cosas raras te parecen normales y las normales, raras, escribe Juan José Millás en su novela La mujer loca, cuya protagonista es Julia, una joven que trabaja en una pescadería; menos mal: no coincide ni el nombre, ni la edad ni la profesión para poder achacar a Millás poderes premonitorios. Aunque lo de verdad tiene nerviosa a Cristina Cifuentes es que se le acabe el bacalao que seguir partiendo. Si eso ocurriera, que se dedique a escribir: según el Roberto de la novela de Millás tiene dotes; es fácil suponer que no le saliera nada con la magia del propio Millás, pero oye, insistiendo, insistiendo...y ella es muy de insistir: lleva en el PP desde cuando ni se llamaba así, pero mira los frutos de su persistencia: presidenta de la Comunidad de Madrid.

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