jueves, 17 de noviembre de 2016

Libertad religiosa

Dando por bueno el simplismo radical que supone afirmar que quien no está conmigo está contra mí, la fundación de la Santa Sede Ayuda a la Iglesia Necesitada, en su  Informe sobre Libertad Religiosa en el Mundo (2016) nos informa de que, en España, el crecimiento y auge de una izquierda mucho más radical y anticlerical, representada en Bildu, Compromís, las Mareas gallegas y las distintas marcas electorales de Podemos, los cuales acceden a ámbitos de poder que hasta ahora no habían tenido, permiten presagiar que la situación de la libertad religiosa en España pueda empeorar sustancialmente en los tiempos venideros. Tal cual.
Según el mismo informe, ese presagio se deduce de los Incidentes (denominados Ataques anticristianos en el informe) tales como la solicitud de retirada de imágenes religiosas de ámbitos públicos, discursos políticos alusivos a los supuestos privilegios y financiación ilegal de la Iglesia mediante exenciones de impuestos, mención de los numerosos casos de pederastia dentro del clero, declaraciones de intención sobre la supresión de enseñanzas confesionales en el ámbito de la educación pública, y donde -incluso- no faltan verdaderos incidentes, como puedan ser la quema de las puertas de dos iglesias (en Málaga y O Grove (Pontevedra)) o las manifestaciones de junio de 2014, cuando activistas del grupo feminista Femen con los pechos al aire se encadenaban en la catedral de la Almudena de Madrid, y el 20 de noviembre profanaban el cementerio de Paracuellos del Jarama (Madrid). Tampoco falta en el informe, en su apartado sobre el marco legal y su aplicación, y como menciones destacadas, la condena de 4320 euros a la concejala de Madrid, Rita Maestre, por profanar la capilla de la Universidad Complutense en marzo de 2011 (meses depués absuelta); o la de 12 años a los terroristas que pusieron una bomba en la basílica del Pilar en octubre de 2013.
Finaliza el informe asegurando que  en lo tocante a libertad religiosa en España, cabe hablar de un panorama de cierta intolerancia, muy focalizada en los ámbitos de lo que se da en llamar “la izquierda”, que recupera una vieja seña de identidad abandonada en los últimos tiempos cual es el la del anticlericalismo, disfrazada bajo términos como “laicismo”, “separación Iglesia-Estado”. O sea, que defender esto último, que supone uno de los fundamentos de un Estado moderno desde la Revolución Francesa acá, es disfrazar el anticlericalismo. Que si por la Iglesia católica fuera, volveríamos al Estado teocrático, supongo.  
En todo caso, parece conveniente recordar que la libertad de culto o libertad religiosa es un derecho fundamental que se refiere a la opción de cada ser humano de elegir libremente su religión, de no elegir ninguna, o de no creer o validar la existencia de un Dios y ejercer dicha creencia públicamente, sin ser víctima de opresión, discriminación o intento de cambiarla a la fuerza. Y del propio informe lo que en realidad puede deducirse con claridad es que la única libertad religiosa que realmente peligra en España es la de los no católicos (*). Según Azaña, la libertad -también la religiosa- no hace ni más ni menos felices a los hombres; los hace, sencillamente, hombres. Está más que claro que la Iglesia católica no estuvo -ni está- de acuerdo con él; antes que personas (hombres y mujeres) quiere fieles: apacentar un rebaño de dóciles borregos.

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(*) Según la nota aclaratoria [Fuentes-2] del mencionado informe, Ateos, agnósticos, musulmanes y los judíos no superan los 15000. Ignoro que fuentes hayan permitido estimar ese total tan manifiestamente escaso e irreal y como ese dato puede concordar con el 30,7% de no-cristianos admitido al comienzo del informe.

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