Oyendo las justificaciones y disculpas del presidente del gobierno a
cuenta de la corrupción, cualquiera podría creer que la causa es que ha
cometido una incorrección verbal -en su foma habitual de abreviar los
participios o cuando dice "estao" por estado- o nos ha pisado
inadvertidamente; para eso puede que pedir perdón fuera correcto de
acuerdo a una urbanidad que se está perdiendo. Pero está claro que esas
disculpas no sirven para paliar la situación de un cuarto de la
población de este país declarada formalmente -y realmente lo es- pobre;
pobreza que es lógico concluir que se debe a un mal gobierno que es
responsabilidad directamente suya por acción -políticas cuyo resultado
ha sido aumentar el mencionado empobrecimiento- y por omisión, al mirar
sistemáticamente para otro lado ante los numerosos casos de corrupción
en el partido del que él es presidente.
Todos sabemos que -intencionadamente o no- se ha "equivocao" bastante, y que la única forma de garantizar realmente que no volverá a ocurrir es que dimita de su cargo.
Todos sabemos que -intencionadamente o no- se ha "equivocao" bastante, y que la única forma de garantizar realmente que no volverá a ocurrir es que dimita de su cargo.
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