“La primera vez que supe que no era un ser humano corriente, lo
recuerdo bien, fue cuando ETA voló mi coche conmigo dentro. Salí de allí,
envuelto en llamas, y pensé: ¿cómo es posible que haya sobrevivido? Nadie se lo
explicaba. Los médicos no encontraban una respuesta, tampoco mi personal de
seguridad. A todo el mundo le pareció… milagroso. Esa noche soñé con
Dios. Era una luz, no tenía rostro, pero sí voz. Me iluminó con su haz y me
dijo: “Jose Mari, si te he salvado es porque te necesito vivo para que
lideres a la humanidad”. Me dijo un par de cosas más, pero son
personales. Aquella experiencia me cambió, por supuesto. Desde entonces soy
mucho más humilde.” (...¡¡vaya!!...seguramente lo contrario de lo que Dios pretendía...)
Circula por internet este extracto de las Memorias del ex-presidente del gobierno de España, José María Alfredo Aznar López; lo doy por bueno -en cuanto a la fidelidad del texto- sin contrastarlo (*) porque no tengo intención de comprar el libro.
Su lectura, aparte de otras consideraciones, me ha provocado dos consecuencias/reflexiones/alternativas:
1ª) hay personas cuya patología megalómana es mucho más suave internadas en instituciones psiquiátricas.
2ª) puede el Papa Benedicto XVI ir tomando nota para iniciar el proceso de beatificación que culmine en un nuevo San Jose Mari.
Un tonto nunca se repone de un éxito; El mundo llama inmorales a los libros que le explican su propia verguenza. Ambas son frases de Oscar Wilde, que ni Nostradamus tiene semejante mérito predictivo: son anteriores en un siglo a la existencia del señor Aznar.
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(*) Con posterioridad he averiguado que ese texto es satírico y falso (fake) en su atribución a Aznar como parte de sus memorias. ¿Por qué será que tantos lo tomamos por verídico?
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