El señor Rajoy a quien, al parecer, su filiación le lleva a creer en la justicia más que a la mayoría de los ciudadanos que no somos hijos de juez, ha procurado, no obstante, matizar que las leyes deben ser aplicadas con sentido común, ese valor primordial del que presume con frecuencia. Para empezar, los jueces -y ellos mismos se encargan de recordarlo- no están para impartir justicia si no para aplicar las leyes, y para aplicarlas con equidad, según un principio general del derecho, recogido en el artículo 3.2 de nuestro Código Civil. Quiere esto decir que, en Derecho, ya existen procedimientos y consideraciones de ponderación en la aplicación de las leyes sin tener que recurrir al bálsamo de Fierabrás del sentido común, ese que al señor Rajoy le sirve para todo, incluso para poner en cuestión el cambio climático. Por cierto, que seguir insistiendo por su parte en el argumento de que, en el caso del señor Camps, un presidente se venda por tres trajes ofende al sentido común, no sé si se ha dado cuenta que a más de uno le hará pensar que, efectivamente, puede haberse vendido por algo más.
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