miércoles, 28 de mayo de 2014

Las elecciones que NO ganó Hitler

Es un tópico recurrente utilizado a menudo por los defensores de lo políticamente correcto -es decir, del bipartidismo- en éste país,  utilizar las elecciones que ganó Hitler en 1932 para descalificar a grupos políticos que cuestionan el bipartidismo y tacharlos de populistas, cuando no de radicales, extremistas y antisistema.
Hace ya la friolera de diez años envié a El País una Carta al Director -que fué publicada- para desmentir esa misma tesis, defendida por el entonces alcalde de Toledo José Manuel Molina, del PP. Como parece que por parte de algunos se persiste en el error, me veo obligado -prometo que no por narcisismo- a citarme a mí mismo:

"En las últimas elecciones con garantías democráticas celebradas en Alemania, en noviembre de 1932, el Partido Nacionalsocialista de Hitler obtuvo poco más del 37% de los votos. La suma de los votos socialistas y comunistas era superior, y aun así, debido a la ausencia de una alianza estratégica de la izquierda, Hitler formó Gobierno con él mismo como canciller, pero sólo dos ministros nazis. Con habilidad, y siguiendo la táctica predeterminada de romper el Estado democrático desde dentro, manipulando sin ningún reparo el poder y sus recursos legales e ilegales -como el incendio del Reichstag, cargado a los comunistas y que más tarde se demostró de autoría nazi-, convocó unas nuevas elecciones en marzo de 1933, en las cuales consiguió un 44%, lo cual tampoco le daba la mayoría absoluta pretendida. Así, mediante decreto presidencial, ilegalizó al partido socialista alemán, el SPD, con lo cual ya sí disponía de la mayoría que le permitió, a corto plazo, disolver "legalmente" el propio Estado democrático en Alemania."

La interpretación de éstos hechos históricos no ha variado en  los últimos diez años.

http://elpais.com/diario/2004/03/11/opinion/1078959605_850215.html

martes, 27 de mayo de 2014

Radical, extremista y antisistema

Hace falta alejarse muy poco de lo políticamente correcto -es decir, del bipartidismo- en éste país para ser condecorado de inmediato con la palabra radical; una pizca más de lejanía cuestionando el propio bipartidismo, origen cierto de la extendida corrupción actual de la vida política y ya somos candidatos a llevarnos, además, las medallas de extremista y antisistema.
Son palabras que pretenden asustar y/o amenazar a la parte conservadora que todos llevamos dentro, pero creo que  en la actualidad lo sano y necesario es plantarnos tajantemente, radicalmente, ante una situación que nos lleva al desastre de forma acelerada, alejarnos de un centro y un sistema que suponen un cenagal en el que todos estamos empantanados y sin posibilidad de movernos. 
¿Cuales son las virtudes de ser blando, centrista y sistémico en las circunstancias actuales?

La unión de la izquierda

No deja de ser enternecedor -si respondiera a la realidad- uno de los titulares que he leído respecto a las reacciones de mandatarios europeos tras las reciente elecciones: "Merkel, alarmada por el asceso de los ultras".
Es imposible -con la información que debe manejar la canciller alemana- no prever que las recientes políticas de recortes generalizados en servicios públicos y derechos inherentes al concepto de "Estado del bienestar" implantado en los países europeos tras la Segunda Guerra Mundial, la creciente desigualdad en el reparto de la renta que ha generado y genera pobres de forma acelerada, el paro como forma de obtener mano de obra barata por la vía rápida y tantas injusticias más derivadas de un capitalismo sin trabas, conformen un caldo de cultivo ideal  para el renacimiento de populismos y fascismos tal y como ocurrió en los años treinta del siglo pasado.
Es de esperar que en ésta ocasión la izquierda sepa resolver sus diferencias antes de que resulte aplastada como entonces y se aplique a establecer un frente común, teniendo en cuenta, además, que hay ocasiones como ésta en que no es necesario discriminar o priorizar entre lo importante y lo urgente, suelen coincidir ambas circunstancias.

lunes, 26 de mayo de 2014

Pan y circo

Las celebraciones futboleras tienen en mí el efecto de provocar la reflexión sobre el comportamiento social en éste país; fué la anterior Copa de Europa ganada por el Real Madrid hace doce años, la que ya me hizo pensar en qué otro motivo podría convocar a medio millón de personas en la calle. Entonces debíamos estar en la cresta de la ola pero ahora, ya sin agua, la receta increíblemente sigue siendo la misma: pan y circo.
Así pues, no nos preocupemos: los problemas que no se hayan solucionado al ganar el Real Madrid la décima Copa de Europa, los resolverá la selección nacional al ganar el mes próximo el segundo título mundial. Al haber menos pan, pues más circo.

viernes, 23 de mayo de 2014

Dimitir

Dimitir, aparte del peligro de ser confundido con un nombre ruso -por su rareza- debe ser un verbo dificilísimo de conjugar -sobre todo en primera persona- y más aún de practicar. Según el alcalde de Sestao, sus declaraciones grabadas y presentadas por SOS Racismo adjuntas a la denuncia contra él por negarse a empadronar inmigrantes, han sido editadas, manipuladas y sacadas de contexto: me gustaría saber cómo se puede editar la frase "gitanos buenos hay muy pocos"
Reuniéndose y estrechando la mano de algún que otro inmigrante evidente -por el color de su piel- y con la lectura de su declaración posterior, el alcalde de Sestao parece haber dado el asunto por concluído. Literalmente, tras ella no ha admitido ninguna pregunta de los medios de comunicación, no fuera que le plantearan alguna pregunta previsiblemente incómoda y cuya respuesta no tuviera por escrito. Y es que no sólo se le acusa de racista sino de incumplir la ley, acusación ésta última que es tanto o más grave que la primera para un cargo público. 
Yo diría que hay más, muchos más,  gitanos buenos que políticos responsables.