
Cartas (notas) prescindibles, reflexiones al hilo de lo que sucede (principalmente en España)....
viernes, 25 de diciembre de 2009
Matando al mensajero

jueves, 10 de diciembre de 2009
Síndromes

Oí ayer el comentario de Iñaki Gabilondo respecto a la simplificación maniquea en que se ha convertido opinar de la res pública en la actualidad. Basta con adscribirse a una de las dos opciones políticas mayoritarias y, de forma automática, obtenemos el "filtro interpretativo" que nos traduce cualquier aspecto de la realidad, constatando el señor Gabilondo que tan burda simplificación ha sido asumida por todos, lerdos o sapientísimos. Pues sí, en esas estamos, pero tampoco es algo sorprendente; es el resultado natural de una sociedad gestionada políticamente por una partitocracia bifronte en la que hemos delegado nuestra supuesta democracia, que no sólo facilita -entre otros males- la corrupción a todos los niveles, si no que nos tiene sumidos en ésta inanidad acrítica tan útil a los poderes que manejan verdaderamente los hilos: los agentes de los grandes intereses económicos (no hay más que ver la habilidad con que nos están cargando las consecuencias de una crisis de la que son directamente responsables). Tuvimos tal "éxito" -que no se traspapelen las comillas, por favor- en la transición política que, desde entonces y como país, padecemos algo intermedio entre el síndrome del nuevo rico y el del tonto exitoso. Y ya se sabe, un tonto nunca se recupera de un éxito, que dijo Oscar Wilde.
viernes, 27 de noviembre de 2009
Tramposos como setas

lunes, 23 de noviembre de 2009
El fin de la crisis

El ínclito señor Pizarro, que no acaba de encontrar un perú a la medida de su espada, nos ha regalado, no obstante, su receta para salir de la crisis: hay que hacer las cosas como Dios manda, contenida en una ponencia que ha pronunciado en el XI Congreso Católicos y Vida Pública, organizado por la Asociación Católica de Propagandistas. O sea, que con reglamentar la vida pública de acuerdo a los diez mandamientos de Moisés, suficiente. ¿Para que necesitamos las prácticas de buen gobierno si ya tenemos el no robarás, el no matarás o el no codiciarás los bienes ajenos?, se preguntaba retóricamente el señor Pizarro, resumiendo que se necesita, por tanto, una vuelta a los referentes morales más elementales, es decir, premiar al que lo hace bien y castigar al que lo hace mal. Y que se lo digan a él, que no bien, si no magníficamente lo debió hacer -ventajas de tener hilo directo con Dios y sus mandatos- en Endesa, recibiendo por ello un premio de 15 millones de euros. Y sin robar ni codiciar los bienes ajenos. Con que todos lo hiciéramos siquiera parecido se acababa la crisis en minutos.
viernes, 20 de noviembre de 2009
Aspavientos

Hablando del secuestro del Alakrana, Josep Ramoneda cita en su artículo en El País, "Gestos y principios" a Giorgio Agamben quien define la politica actual como "la gestualidad absoluta". En esto somos precursores: hace tres cuartos de siglo, Felipe Alfau ya escribía: "España, una tierra en la que ni el pensamiento ni la palabra, sino la acción con un sentido -el gesto- se ha convertido en la especialidad nacional". Mucho ha cambiado desde entonces este país en algunos aspectos, pero no en éste; seguimos siendo un país -quiero decir, un paisanaje- al que cuesta muchísimo pasar de anécdota a categoría, soliendo preferir el recorrido contrario y donde, de acuerdo a la máxima de que cada país tiene los políticos que se merece, gozamos de una clase política instalada permanentemente en el gesto mediático. Hace tiempo -tanto que dudo que alguna vez fuera de otro modo- que no escuchamos un debate parlamentario digno de ese nombre, asistiendo, en cambio, a una especie de guiñol de descalificaciones alternas. No me extraña que los guiñoles televisivos desaparecieran, sus guionistas debían sentirse permanentemente superados por la realidad a la que pretendían parodiar. Y como los tiempos actuales se aceleran, los políticos en su afán de síntesis han depurado el gesto: ya estamos en el aspaviento, que aún es más breve y más efectivo ante los medios. Así es que de principios y de análisis ni hablamos.

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