lunes, 4 de mayo de 2015

Como un buen reloj suizo

Exactamente: con exactitud; Exactitud: puntualidad y fidelidad en la ejecución de algo; Exacto: puntual, fiel y cabal. Sí, exactamente, son todas ellas definiciones del Diccionario de la RAE, y exactamente es la misma palabra con que Esperanza Aguirre apostilló la afirmación de un periodista que dijo en un programa de televisión que sobresueldos en Génova 13 cobró hasta la madre superiora, excepto Esperanza Aguirre y Gallardón, exactamente la misma persona que ahora afirma que miente quien diga que dijo exactamente lo que dijo; cierto  es que también dijo -antes- que ella fué la única que no cobró sobresueldos, no sé lo que opinará el señor Ruiz-Gallardón y el resto de la congregación al respecto. Aclaro, para los foráneos, que Génova 13 NO es la dirección de un convento.
Y si éste indignadísimo abrenuncio por parte de la señora Aguirre lo es con algo que todos hemos visto y oído -o acabaremos viendo y oyendo- que ha dicho, que será lo que no vemos ni oímos que dice. Aunque no sea exactamente.

Contando

En una recomendable serie de televisión, The wire, basada en los bajos fondos y el mundo de la droga en Baltimore -ahora tan de actualidad, por motivos semejantes- los pequeños traficantes cuentan los billetes procedentes del menudeo de la droga para acabar amasándolos en un rollo característico; idéntico procedimiento de recuento contable se produce al llegar los rollos a los jefes del clan, que acaban ordenándolo en montones que supongo que acabarán traduciendo a billetes mayores aunque sólo sea por comodidad de manejo.
Billetes grandes, los Bin Laden -esos que pocos han visto- de 500 euros, son los que debía contar  Alfonso Rus pues se le oye ir rápidamente de mil en mil euros hasta 12.000, que al final él mismo traduce a pesetas, por si no nos habíamos enterado que estaba contando euros: dos millones de pelas. El nivel de Alfonso Rus y el de un capo de la droga en el Baltimore de The Wire muy semejantes, con la salvedad de que en ella los traficantes pagan a los políticos, no acaparan ellos mismos ambos papeles: la división del trabajo es uno de los pilares fundamentales del capitalismo.

El teatro de marionetas en que vivimos

Todos los partidos ansían -y casi todos lo confiesan- ocupar el centro, ese centro que lejos de ser un punto como en una recta, es una amalgama indefinida y gris, un manchurrón grande e informe que constituye la centralidad política. Los partidos están muy atentos a lo que desea ese amplio centro porque saben que con las reglas democráticas al uso, obtener su voto es la única manera de llegar al poder; otra cosa es que una vez obtenido el poder, se respeten las promesas a ese centro que esperaba ver cómo se solucionaba lo suyo y comprueba que, por contra, el gobierno salido de las urnas se dedica a hacer una política que tampoco responde a sus intereses sino a los de una élite económica que no pertenece a ninguna mayoría -más bien a una selecta minoría-  que sobrevuela todo el entramado socio-político manejándolo como con los hilos de un teatro de marionetas. Mucho me temo que Podemos, al querer circular también por ese centro tan concurrido, en el que es tan difícil moverse -y mantener ideas dignas de ése nombre- resulte un damnificado más, al que no reserven ni la marioneta de lobo asustador que tradicionalmente desempeñaba IU: tampoco puede haber dos lobos.

http://elpais.com/elpais/2015/05/09/opinion/1431187009_320365.html

viernes, 1 de mayo de 2015

Monedero

No hay nada que mejore tanto a una persona en éste país como morirse; bien sea real o metafóricamente. Los que apenas hace unos días tachaban a Juan Carlos Monedero de demagogo, irresponsable y evasor fiscal ahora alaban su coherencia; imagino que no debido a una improbable bondad sobrevenida ni por aquello de a enemigo que huye, puente de plata sino, más bien, al deseo de ratificación del certificado de defunción, política, en éste caso: matándole bien muerto, como en el anuncio del insecticida.
Es sabido que todas las revoluciones devoran, en primer lugar, a sus propios hijos, y aunque Podemos sea una revolución blanda, la lógica del proceso permanece. Entiendo perfectamente a Monedero constatando de primera mano y no teóricamente los manejos y apaños propios -y parece que inevitables-  del funcionamiento de los partidos. Le deseo lo mejor; afortunadamente ahora ya no se lleva la guillotina y aún le queda vida fuera de la dirección de Podemos.

http://elpais.com/elpais/2015/05/01/opinion/1430501302_114389.html

Sexo, mitra y palio arzobispal

Siempre me ha sorprendido que quienes aceptan para sí el celibato perpetuo, es decir que quienes viven su sexualidad de forma tan anormal y minoritaria -los religiosos y religiosas católicos- hayan sido los encargados de fijar las normas de moral sexual a toda la población de éste país -católica o no- y, al parecer, pretendan seguir ejerciendo ese papel en un Estado supuestamente aconfesional, a cuarenta años del final de una dictadura Nacional-Católica.
Así, el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, autor del libro -junto a la seglar Begoña Ruiz Pereda- Sexo con alma y cuerpo, se despacha -queda en la duda saber quien de los dos autores, o los dos- sobre los tipos de amor, comparando, por ejemplo, el sexo con amor con el jamón de Jabugo y el sexo sin amor con la paleta cocida; ambos se llaman jamón pero no es lo mismo, resume el señor obispo, por si no habíamos pillado la ingeniosa metáfora; me reservo la que a mí se me ocurre sobre los tipos de hambre.
Sobre la homosexualidad opina que  las Sagradas Escrituras siempre la han presentado como una depravación grave y que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados, por lo que los homosexuales, en sus prácticas sexuales no pueden recibir aprobación en ningún caso: no queda claro si sólo los homosexuales católicos o todos, pidan o no aprobación para su desorden.
En fin, que alguien que no dudo que pueda ser experto en la degustación de buenos jamones pero que de sexo mucho de lo que sepa sea de oídas -teóricamente- y que aunque tampoco dude que sea asiduo lector de textos religiosos, no parece haber leído mucho sobre la Historia de la Humanidad, no sé que méritos ostenta para arrogarse el papel de vigilante y censor del cuerpo de todos los seres humanos y de su sexualidad o con qué derecho se muestra contrario a la recomendación de medios anticonceptivos como protección ante enfermedades de transmisión sexual o embarazos,  preguntándose retóricamente: ¿qué pasa con el corazón? ¿quién lo protege?. Ya, y ¿que pasa con el cerebro?, me pregunto yo. ¿Lo tenemos de adorno, ya que el señor obispo piensa por nosotros?