...esa es la ración que suele correspondernos cuando no queremos caldo. O sea, que para resolver la situación de bloqueo político en que vive España hace ya años, al presidente del gobierno en funciones -cargo al que llegó mediante una carambola que otros se encargaron de jugar- se le ocurrió -o le ocurrieron- la brillante idea de convocar unas nuevas elecciones que mejoraran su posición parlamentaria respecto a las elecciones generales del pasado mes de Abril, ya que en éstas el PSOE no había mejorado lo suficiente respecto a la de su llegada al gobierno: había pasado de 84 a 123 diputados ¿porqué no unas nuevas elecciones en la que su augures le prometían 150, casi, casi, como en el bipartidismo?, un cuento de la lechera pendiente de concrección, para conseguir lo cual, los medios a los que ha recurrido en este medio año largo el presidente del gobierno han sido variados, pero todos ellos enmarcados en una visión partidista y pensando muy poco -nada, si resultaban opuestos a esos intereses partidistas- en el bien común de los españoles y, lo que es más notable, profundamente equivocados para conseguir lo pretendido; si por una parte, en éste período, el presidente en funciones Sánchez apelaba a los partidos políticos de la derecha (PP y Ciudadanos) mientras se dedicaba a marear la perdiz en el paripé de unas negociaciones predestinadas al fracaso con Unidas Podemos, también -pretendiéndolo todo- utilizaba la exhumación de Franco poco antes de la campaña electoral como gesto para ganarse a la izquierda. Resultado de tan alambicado trile: el señor Sánchez ha perdido la bolita en su frenético tejemaneje; no sólo no ha hecho creíble el famoso relato mediante el cual se pretendía hacer recaer la responsabilidad del fracaso de un acuerdo de izquierdas con Unidas Podemos en estos últimos, sino que ha avivado y alimentado a la ultraderecha -una derivada perversa de la exhumación del dictador- que hoy constituye la tercera fuerza política en el Congreso y también ha hecho crecer de forma notable al PP, al que desplazó en el gobierno a causa de la corrupción de éste y, de paso, ha liquidado a la fuerza política que figuraba como una alternativa de nueva derecha, liberal y moderna, Ciudadanos, con la cual podría haber establecido un reedición del acuerdo de gobierno de hace sólo tres años y medio, como alternativa más agradable al establishment que la formación de un gobierno realmente de izquierdas con Unidas Podemos. Y no sólo esos han sido los errores de bulto de los estrategas -o asimilados- del PSOE; la instigación de la estrategia de eliminación de Unidas Podemos mediante el apoyo a una nueva fuerza política desgajada de ésta, Más País, proclive a un desbloqueo sin condiciones y al servicio del PSOE, también ha quedado en agua de borrajas por precipitada y sin fuerza real, con el agravante de que aún sin lograr crear una nueva fuerza política auxiliar con representación parlamentaria significativa, sí ha conseguido que en aquellos lugares en que Unidas Podemos y Vox luchaban por el tercer lugar -tras PSOE y PP- el escaño haya sido finalmente para Vox.
Peligrosísmos los aprendices de brujo y los experimentos que no sean con gaseosa. Mientras, los españoles con toda la problemática política -incluyendo el problema catalán, corregido y aumentado- pendiente de resolución pero, eso sí, ahítos de caldo.
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