El presidente del Consejo Asesor del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), José Félix Tezanos, que ya dió una medida de cuán imparcial entendía él que debía ser ese cargo al pretender compatibilizarlo y simultanearlo con su pertenencia a la Ejecutiva del PSOE, no ha tenido mayor empacho en aconsejar que se vote a los partidos que hoy por hoy pueden gobernar, lo que me ha recordado -quizá su fisonomía- el caso de los curas italianos de la Italia de posguerra, que en su prédica
dominical desde el púlpito antes de las elecciones a las que también concurría el Partido
Comunista, indicaban a los fieles: la Iglesia no toma partido, pero tenéis que votar a un partido que sea demócrata y que sea cristiano; existiendo como existía un partido que se llamaba, precisamente, Democracia Cristiana; igual de imparcial es el consejo de Tezanos.
Pero es interesante analizar la línea argumental que utiliza el director del CIS en su artículo ¿Cómo salir de los bloqueos políticos? -tampoco debe ver mayor incompatiblidad en ser director del CIS y director de la revista Temas simultáneamente- que es, en sí mismo, un rapapolvo a la forma de votar de la ciudadanía en su terca persistencia en votar como quiere y no como debe. Así, cuando dentro de ese artículo afirma la disfuncionalidad y los desacoples existentes entre nuestros sistemas sociales y nuestros sistemas políticos están dando lugar a una imposibilidad práctica de que existan mayorías de intereses y de representaciones políticas suficientemente extensas como fueron las que sustentaron en su día a los partidos socialdemócratas, a los demócrata- cristianos, a los liberales o a los conservadores en diversos países y casos, tras desenredar la enrevesada complejidad sintáctica de la frase, constata algo de lo que muchos ya nos habíamos dado cuenta: que ya no habrá mayorías políticas suficientemente extensas como en los buenos tiempos del bipartidismo y que ello es debido disfuncionalidades y desacoples entre la sociedad y nuestro sistema político de representación parlamentaria, supuestamente democrático, pero, aunque reconoce que lo que necesitamos es capacidad para abordar los problemas del bloqueo político con la suficiente madurez intelectual y que de nada servirá efectuar manifestaciones personales de rabia y frustración dramatizadas, ni atizar las llamas inquisitoriales en la búsqueda de culpables y de chivos expiatorios, sino que lo único sensato es reaccionar con pragmatismo y con sentido de la utilidad de voto, concentrándolos en aquellos partidos que hoy por hoy pueden gobernar; es decir, propugna resolver los desacoples y disfuncionalidades de forma inmediata recomendando que la ciudadanía vote como debe y no como le dicte su conciencia y su propio interés político, que era lo que queríamos demostrar, niños: al igual que los fieles católicos italianos debían votar a la Democracia Cristiana, vosotros, como españoles, debéis votar al PSOE para solventar un problema -el de la conformación de mayorías de gobierno mediante acuerdos- que los políticos y los partidos -especialmente el PSOE- hoy por hoy, son incapaces de resolver por sí mismos; es decir, para resolver un problema que el principalmente el PSOE no ha sabido resolver, debemos votar de nuevo al PSOE, pero más, para que pueda alcanzar una mayoría que permita que el problema se resuelva solo. Y en el futuro ya se verá, viene a decir.
No puedo evitar citar el final del artículo, un auténtico adorno desde un punto de vista casi taurómaco-literario: ¿Alguien puede negar que esto es algo genuinamente democrático y participativo?. Seguramente, al rematar su artículo estaba Tezanos pensando en el undécimo y último de los Principos de la Propaganda atribuídos a Goebbels: el Principio de la Unanimidad. Todo un clásico; ¿alguien puede negarlo?
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