Por si a éstas alturas no tuviéramos ya claro que importa más, el dinero
o las personas, día a día éste gobierno se encarga de despejar tan
hipotética duda; en línea con una perversión del lenguaje que deja en
mantillas a la del Ministerio de la Verdad de la novela de Orwell y de la cual
tomamos obligatoriamente a diario un par de dosis, el flamante ministro
de Sanidad, en relación con el tratamiento de los pacientes de hapatitis
C graves -de los que se estima que existen unos 30.000- nos informa de
que lo importante no es el dinero, sino saber cómo tenemos que tratar a
los
pacientes y garantizarles que la indicación de los médicos hagan les
llegará, para, a continuación, hacer todo lo contrario: posponerlo sin fecha creando un comité
de expertos con el objetivo de elaborar un plan integral contra la
hepatitis C. Que yo me pregunto: ¿hay plan mejor -y más integral- que
proporcionar a todos los pacientes el medicamento prescrito por
profesionales del Sistema Nacional de Salud a quienes éstos estimen
necesario?; seguramente muchos de esos pacientes no podrán esperar -bien
quisieran- ni tan sólo a conocer el dictamen del docto comité.
Y éste ministro de Sanidad ocupa el cargo por ser, supuestamente, uno de los de mayor sensibilidad social dentro del PP; seguramente una de la dosis de perversión linguística que tomamos el día de su nombramiento.
Y éste ministro de Sanidad ocupa el cargo por ser, supuestamente, uno de los de mayor sensibilidad social dentro del PP; seguramente una de la dosis de perversión linguística que tomamos el día de su nombramiento.
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