El actual Jefe del Estado ha tenido a bien manifestar recientemente lo
conveniente de aprender del Holocausto, asegurando que representa una
derrota sin paliativos a manos de la maldad, el embrutecimiento y la
ignorancia; incluso tuvo unas palabras de
reconocimiento para los exiliados republicanos internados en el campo de
concentración de Mauthausen, por compartir el destino de los sefardíes
internados en los campos nazis.
Muy correcto políticamente, pero podría recordar igualmente en algún momento -mucho más cerca que aquellos campos de concentración, en las cunetas de las carreteras españolas aún yacen las evidencias- a las víctimas de la incivilidad de nuestra guerra civil y posterior dictadura; salvo que a la maldad, el embrutecimiendo y la ignorancia propios de éste país, se pretenda añadir el olvido como política de estado.
Muy correcto políticamente, pero podría recordar igualmente en algún momento -mucho más cerca que aquellos campos de concentración, en las cunetas de las carreteras españolas aún yacen las evidencias- a las víctimas de la incivilidad de nuestra guerra civil y posterior dictadura; salvo que a la maldad, el embrutecimiendo y la ignorancia propios de éste país, se pretenda añadir el olvido como política de estado.